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Ignacio Villa

Corrupción hasta las cejas

Hemos visto que ante la posibilidad de que se acabe la "corrupción institucionalizada", los socialistas, los convergentes y los republicanos han pactado para que no se acabe el "montaje"

La moción de censura celebrada este jueves en el Parlamento catalán ha servido para confirmar la realidad del "conchabeo". Así ha vivido la política catalana durante más de veinticinco años, y así parece que socialistas y convergentes quieren que siga. Pasteleo y más pasteleo. La moción de censura a Pascual Maragall ha servido pues para dos cosas; actualizar ese pasteleo entre el PSC y CiU con la ayuda de ERC y dejar un vencedor moral: Josep Piqué.
 
El líder del Partido Popular catalán, que todavía arrastra la inexplicable entrevista con Carod Rovira, ha tenido una brillante intervención en la sesión de este jueves. Piqué, sin duda, sale reforzado como el único jefe de la oposición en Cataluña aunque, en política, estos éxitos deben de ir acompañados en el tiempo por más aciertos y, por el momento, el encuentro con Carod está demasiado cercano como para enterrarlo. Con todo, la actuación de Piqué en la moción se puede considerar como muy buena.
 
En todo caso, lo que nos queda de este Pleno es la corrupción absoluta con la que se vive la política catalana. Ante el peligro de que se acabe el "chiringuito", la estrategia es clara: "aquí no ha pasado nada". Maragall pide perdón con la boca pequeña, Más se apresura a retirar la querella y Carod saca los tambores nacionalistas achacando a Madrid los motivos de la crisis catalana.
 
Todo este montaje tiene sencillamente un nombre: corrupción. Corrupción hasta las cejas. Corrupción sin límites. Corrupción en estado puro. Lo de Cataluña ha dejado de ser una componenda pueblerina. La crisis política que se está viviendo en el parlamento catalán coloca a Cataluña a la altura de la Venezuela corrupta. La realidad final es que hemos sido testigos de una sesión que no es homologable a una democracia moderna y occidental. Hemos visto que ante la posibilidad de que se acabe la "corrupción institucionalizada", los socialistas, los convergentes y los republicanos han pactado para que no se acabe el "montaje".
 
Lo que ha pasado es muy grave y daña directamente los cimientos mismos de la democracia. Y desde luego, el único que se queda fuera de ese mercadeo es Piqué. Por eso esperamos que su entrevista con Carod Rovira se quede en un tropezón grave pero pasajero. Por lo visto este jueves, el Partido Popular es lo único que queda en Cataluña. Y esa resistencia de la normalidad no puede contagiarse del "trapicheo" bajo ninguna excusa. Carod nada puede aportar al PP a excepción de la trampa y de la mentira. Cuanto más lejos mejor.
 

Por lo demás, la realidad ha sido confirmada con creces: la corrupción está instalada en la política catalana y no se va a desmontar. Ahora la palabra la tienen los ciudadanos que si siguen apoyando a los actuales dirigentes se quedarán sin margen para la queja. La política catalana vive de la corrupción. Lo demás son pamplinas.

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