Menú
Amando de Miguel

Nombres propios

Son muchos los libertarios digitales aficionados a la onomástica que me comunican sus inquietudes. El nombre propio de uno suele ser motivo de gran curiosidad. No es para menos. Es uno de esos elementos de nuestra conciencia que nos define y nos acompaña toda la vida. Luego está esa rama de la lingüística que es la deonomástica, los nombres comunes que proceden de un nombre propio. Hay un diccionario especializado sobre el asunto, el de Consuelo y Celeste García Gallarín. Recurro a él con frecuencia. Esta vez contesto a una consulta sencillísima. Francisco Javier Malo Pérez (Azagra, Navarra) me dice que en su pueblo hay una ermita derruida que en su día se dedicó a San Ginés, el comediante. Quiere saber algo de ese santo para rescatar su memoria. Efectivamente, el tal Ginés o Ginesio fue un actor de teatro en la Roma de los tiempos de Diocleciano, convertido al cristianismo y decapitado por sus creencias. Supongo que es el patrón de los actores de las artes escénicas. No debe confundirse con otro Ginés, funcionario imperial en Arlés (Francia), en la misma época de Diocleciano, que también fue mártir. La tumba de San Ginesio de Arlés formaba parte de los lugares rituales en el camino de Santiago para los peregrinos centroeuropeos que bajaban por el valle del Ródano. Hay docenas de santos Ginesios, de distintas épocas, que se adaptan al patrón del santo comediante. Según parece se convirtió al cristianismo al representar en una obra de teatro el papel de un catecúmeno en el momento de ser bautizado. Fue tanta la emoción que puso en esa escena que se convirtió. Me parece muy bien que se reconstruya la ermita de San Ginés el comediante.
 
José Manuel Calderón critica la tendencia actual a sustituir el sonido J del vascuence por el de Y, como Joseba (pronunciado Yoseba), Jon (pronunciado Yon), etc. En su opinión la J es un sonido muy vasco que no se debe adulterar. Dejo ahí el comentario por si los jaunak (= señores) vascólogos desean echar su cuarto a espadas.
 
Pedro Ugarte sostiene que maqueto (despectivo para los foráneos en el País Vasco) se introdujo en Bilbao procedente de Cantabria. Así es como la gente de la Montaña designaba a los castellanos mesetarios. Añado que en vascuence se escribe ahora maketo. Es una consecuencia de la creencia de que la k es una letra más vasca que la q. Error. El vascuence primitivo no tuvo alfabeto propio y se escribió siempre en latín. En ese idioma la k es una letra exótica (griega). Don Pedro aprovecha para comunicar otras averiguaciones sobre los gentilicios despectivos: gabacho (= franceses pobres para los aragoneses), belarrimotzak (= orejas cortas en vascuence; castellanos para los vascos), giputzak (= guipuzcoanos de modo despectivo para los vizcaínos). Don Pedro me da la razón sobre la raíz latina de muchas palabras vascas. Aduce gorroto (= odio), una derivación del latín corruptus (= viciado, corrompido). Un sabio, este don Pedro; domina tanto el castellano como el vascuence. Hace honor a su apellido: ugarte (= entrambasaguas).
 
Me pide don Pedro que le aclare lo de gabacho. Es un equivalente de bocio o buche. Puede que los pobres franceses que emigraban a Aragón en el siglo XVI procedieran de regiones interiores en donde el bocio era una enfermedad muy frecuente. Hay otras versiones. Gabacho vendría a ser “galo-acho” con ese sufijo despectivo. Más teorías. Para los latinos los gabali eran los habitantes del Languedoc. También en latín gabalus era la horca. De donde los gabachos podrían equivaler a los facinerosos, los bandidos. En hebreo gabal es horca. Vale la pena citar la versión del Diccionario de Autoridades de 1726, hecho bajo inspiración francesa: “Gabacho. Soez, asqueroso, sucio, puerco y ruin. Es voz de desprecio con que se moteja a los naturales de los pueblos que están a las faldas de los Pirineos, entre el río llamado Gaba, porque en ciertos tiempos del año vienen al Reino de Aragón y otras partes, donde se ocupan y ejercitan en los ministerios más bajos y humildes”.
 
Hablando de gentilicios despectivos, Luis Gómez Bueno (Madrid) recuerda que double Dutch (= doble holandés) “alude algo muy confuso, difícil o intrincado; constituye una referencia despectiva para los holandeses”. Añado que, en inglés coloquial, Dutch es también “alemán”. Así Pensylvannia Dutch no es por los holandeses sino por los alemanes que emigraron a ese estado. Dutch courage (= valor alemán u holandés) equivale al valor heroico que se deriva de haber bebido más de la cuenta. To pay Dutch es lo mismo que “pagar cada uno lo suyo” en las invitaciones. Uncle Dutch (= tío holandés o alemán) es el tipo que ridiculiza a los demás. To talk Dutch (= hablar alemán u holandés) es como hablar en chino, algo ininteligible. Dutch grocery (= tienda alemana u holandesa) es un lugar desordenado y sucio. El equivalente catalán sería can seixanta (= casa sesenta; ignoro por qué). Dutch leave (= permiso alemán u holandés) equivale a “escaquearse” en la jerga militar. To get in Dutch (= hacerse el alemán o el holandés) es algo así como meterse en líos. En los años 20 un famoso gángster de Chicago fue Dutch Schultz, de origen alemán. En muchas películas norteamericanas el “malo” se presenta con acento alemán.

En Sociedad

    0
    comentarios