Menú
EDITORIAL

La pasividad de ZP ante la pasividad de Marruecos

Ni que decir tiene que Moratinos no ha aportado un solo dato objetivo para sustentar su delirante intervención parlamentaria que, más que a aportar soluciones, parecía encaminada a negar la existencia misma del problema

La clamorosa pasividad del régimen marroquí a la hora de impedir que cientos de inmigrantes subsaharianos se asienten en su territorio con la intención de perpetrar masivas incursiones ilegales a España por la frontera de Melilla, no ha provocado la más mínima reacción de condena –ni si quiera una petición de explicaciones– por parte del gobierno de ZP. Por el contrario, el ministro Moratinos ha tenido la desfachatez de mostrar su “satisfacción con la colaboración de Marruecos en la lucha contra la inmigración clandestina”.
 
Ni que decir tiene que el ministro no ha aportado un solo dato objetivo para sustentar su delirante intervención parlamentaria que, más que a aportar soluciones, parecía encaminada a negar la existencia misma del problema. ¿Cómo y con qué medidas va a conseguir el Gobierno que Rabat establezca una fructífera cooperación con Madrid, si nuestro ministro parte de que la colaboración ya le resulta “satisfactoria”?
 
Se puede comprender que Moratinos considere también “satisfactoria” la no menos clamorosa falta de colaboración de Rabat respecto al esclarecimiento del 11-M. A la postre, el Gobierno del 14-M ha sido el principal responsable en abortar la Comisión de Investigación de aquella masacre. Pero, esa satisfacción –de la que no dudamos– ¿llega al extremo de tener que aparentar “satisfacción” también ante una falta de colaboración que, como la referente a la inmigración, –estamos seguros– ,nuestro gobierno, en realidad, sí lamenta?
 
Y es que, al margen de su ineptitud, no nos podemos creer la sinceridad de Moratinos. Si el ministro creyese de verdad en lo que dice respecto a Rabat y a la inmigración ilegal, no tendría reparos en dejar que se contrastara. Lejos de eso, lo que ha hecho su gobierno es impedir la presencia de los representantes de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla en la cumbre bilateral que hoy se celebra en Andalucía. Es tal la servidumbre y las ganas de no incomodar a Rabat, que el Gobierno ha impedido, así, que estén presentes quienes más directamente afectados están por esas relaciones y quienes más datos de primera mano pueden aportar para dejar en evidencia si se deben o no considerar como “satisfactorias” dichas relaciones.
 
Claro que la pasividad del Ejecutivo de ZP respecto a las avalanchas de inmigrantes no se reduce a su servilismo ante Marruecos; también abarca a las responsabilidades propias que, como todo gobierno, tiene a la hora de proteger nuestras fronteras. Teniendo conocimiento de la avalancha que se le venía encima, el Gobierno debería haber movilizado en mucha mayor medida a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado –o, incluso, al Ejército– para impedir que nadie se salte nuestra legalidad y nuestras fronteras.
 
No menos responsabilidad directa cabe achacar al Gobierno, si tenemos presente, finalmente, su desastrosa política de inmigración y el innegable y previsible “efecto llamada” que iba a provocar. El problema de la inmigración ilegal es, desde luego, mucho más amplio que el que genera la ineptitud de este Gobierno. Pero tanta ineptitud y tanta pasividad resultan sospechosas.

En España

    0
    comentarios