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Ignacio Villa

Hasta las bromas molestan

Cuando hacemos bromas es por las bromas, cuando crispamos es porque crispamos. ¿En que quedamos?

La decisión de un juzgado madrileño de desestimar una querella presentada por Pasqual Maragall contra la Cadena COPE y contra César Vidal, por una sátira que cada lunes elabora Fray Josepho, se convierte en un respiro entre tanta calumnia y tanta persecución que está sufriendo la COPE en concreto, y la libertad de expresión en general. Esta querella ha sido desestimada simplemente porque esos versos denunciados no contienen ningún ánimo de injuriar. Sólo hay –según dice el juez– ánimo jocoso o mordaz. Esta decisión judicial es una bocanada de aire fresco entre tanto ataque contra un medio de comunicación que sólo está contando lo que no cuentan los demás. Y es que criticar a un Gobierno, señor Zapatero, no es un delito.
 
Es evidente, no necesita demostración alguna, que el Gobierno central, el tripartito catalán, el Partido Socialista y todas sus terminales mediáticas, se encuentran en una auténtica ofensiva contra todos aquellos que desde la sana, obligada y reglamentada crítica política están saliéndose del guión oficial. Simplemente están diciendo las cosas –que son muchas– que está haciendo mal este Ejecutivo. Y es que al final se está demostrando que los que llegaron al poder desde la manifestación callejera ahora no aceptan la crítica.
 
Especialmente llamativa es esta querella que el presidente catalán quería poner en marcha contra COPE y contra César Vidal. Ahora desde el juzgado se dice que no hay nada punible, simplemente bromas y chanzas normales y habituales. ¿Tan preocupados están Maragall, Zapatero, Carod, Duran, Moraleda y un largo etcétera, que ya ni dejan que se hagan bromas o se utilicen expresiones jocosas para hacer crítica política? Al final pasa lo que pasa. Cuando hacemos bromas es por las bromas, cuando crispamos es porque crispamos. ¿En que quedamos?
 
¿No será que los socialistas y los nacionalistas acostumbrados al pensamiento único no están de acuerdo con la disparidad? Es evidente que este Gobierno, sus socios y sus apoyos quieren controlar los medios, sus contenidos y sus mensajes. Estamos volviendo a la vuelta del comisariado mediático del franquismo. Cuando aquí de lo que se debería hablar es de la gestión y del pulso político del Ejecutivo, estamos hablando de lo malos que son los medios de comunicación. El Gobierno tiene las encuestas en contra y la calle en pie de guerra, pero el problema es una poesía divertida en una emisora de radio. Qué mal andamos.

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