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La escalada de ETA

Los problemas de ETA en Francia continúan, porque el gobierno francés no se da por el momento por aludido por el supuesto "proceso de paz" iniciado por Zapatero.

Es un dato objetivo que la banda terrorista ETA está incrementando su actividad terrorista en las últimas semanas. Solo en 24 horas se han producido dos atentados con bomba, en lo que parece ser una exhibición de fuerza por parte de la banda terrorista. Pero, sobre todo, ETA parece empeñada en decirle al Gobierno que las conversaciones previas a la negociación formal no van por buen camino, a pesar de las expectativas creadas por el presidente del Gobierno.

La cadena de atentados de ETA no debe sin embargo llevarnos a engaño. La banda sigue en estado sumamente débil en términos operativos y aún más en su cadena logística, gracias a los golpes recibidos en los últimos años. Los atentados que se están sucediendo pueden calificarse como de escasa dificultad técnica, no atentan contra objetivos sensibles y los artefactos, a pesar de su efectividad, son relativamente poco sofisticados.

El gran error de Zapatero ha sido dar oxigeno político y social a una ETA moribunda que parece renacer de sus cenizas. Los terroristas han recuperado así la esperanza en que el terrorismo pueda arrancar concesiones políticas al Estado. Esto incide directamente en su capacidad de reclutamiento, un factor que se había resentido en los últimos años, sobre todo en términos cualitativos. La campaña de extorsión a empresarios se ha revitalizado, aunque no es tan seguro que ETA esté recaudando más dinero. Sus problemas en Francia continúan, porque el gobierno francés no se da por el momento por aludido por el supuesto "proceso de paz" iniciado por Zapatero. La experiencia histórica nos muestra además que la ETA surgida después de una gran crisis es siempre más débil que la ETA que fue previamente decapitada.

Habrá quién se pregunte por qué las Fuerzas de Seguridad no están aumentando el número de detenidos ante el aumento de la actividad de la banda. La respuesta es doble. Si ETA está reconstruyendo su organización criminal, como parece que ocurre, es posible que lleve cierto tiempo a las unidades de información de Policía y Guardia Civil desentrañar la nueva estructura, identificar a sus componentes y detenerlos. No obstante, la reorganización en marcha en la Comisaría General de Información está generando también cierto descontento y desconcierto en muchos de sus componentes, un ambiente que no es positivo para los resultados de la lucha antiterrorista. Por último, el clima de distensión que se proyecta desde el Gobierno puede terminar calando en los diferentes cuerpos de seguridad e incluso en los órganos judiciales, por muy impermeables que parezcan.

La otra pregunta es si la escalada de acciones de ETA puede llegar a incluir en algún momento un nuevo asesinato. En este sentido, nadie puede descartar que en uno de los muchos atentados con bomba que ETA está provocando no pueda terminar produciéndose una victima mortal, aunque no sea de forma deliberada. Por otro lado, es cierto que ETA puede aumentar la presión sobre el Gobierno con atentados más espectaculares, aún sin llegar a ser mortales. Pero a medio plazo nadie puede dudar de que el instinto asesino de la banda reaparecerá si en un punto determinado considera que ya no es posible o rentable obtener más concesiones políticas de este Gobierno. Entonces puede ser ya demasiado tarde para que el Gobierno corrija su errónea política respecto a ETA.

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