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José García Domínguez

Aló, presidente

Por eso, más que un socialdemócrata, me considero un demócrata social. Ya sabe, aquel concepto que acuñó el camarada Girón de Velasco para definir la esencia del nacional-sindicalismo de la Falange.

- Presidente, si le dijera que ya estamos en el sexto año del siglo XXI, ¿usted qué me respondería?

- Que el capitán Lozano murió en una guerra que nadie de mi generación recuerda, salvo yo.

- Presidente, ¿ha aprendido algo de la derecha?

- No.

-¿Y de la izquierda?

- Tampoco. Por eso, más que un socialdemócrata, me considero un demócrata social. Ya sabe, aquel concepto que acuñó el camarada Girón de Velasco para definir la esencia del nacional-sindicalismo de la Falange.

- ¡Ah! Presidente, ¿quién es el hombre al que más admira?

- Sin duda, Stephen Hawking

- ¿Por qué?

- Porque el pobre me admira a mí. Perdió diez minutos de su vida para escribir esta frase: "Me cae usted muy bien por retirar las tropas de Irak".

-¿Y ya le ha felicitado por haberlas enviado otra vez de vuelta allí con el ataque la fragata Álvaro de Bazán contra la resistencia?

- Bueno, según me cuentan mis asesores, ahora el ordenador de Stephen tiene serios problemas para traducir su pensamiento. Por cierto, ¿sabía usted que el ministro Alonso es un profundo conocedor de su obra?

- ¿Se refiere a su célebre tratado sobre los agujeros negros?

- ¿Agujeros negros, ha dicho?

- Sí, Historia del Tiempo, del big bang a los agujeros negros.

- Bueno, en realidad José Antonio sólo estudió la primera parte del libro.

- Presidente, ¿dónde están las 180.000 viviendas anuales que prometió construir?

- No están. Pero, oiga, yo he venido aquí a hablar de mi abuela.

- Entonces, si le parece, podríamos pasar a hablar de su abuela...

- Oh, sí, la abuelita. El suyo era un dolor intransferible. Al punto de que fue lo único que me dejó en herencia.

- Bien, bien. ¿Pero qué me dice del déficit de la balanza comercial?

- Tenga en cuenta que atraemos mucha inversión exterior por la confianza que genera nuestra economía.

- ¿Y?

- Pues eso, que el capital extranjero entra a mansalva desde que estoy yo.

- Pero, presidente, esa partida no se contabiliza en la balanza comercial, sino en otra que no tiene nada que ver, la de capitales. Hasta los niños lo saben.

- Quizá sí. Pero yo sostengo que la balanza comercial es un concepto discutido y discutible. En fin, quedaré un par de tardes con Jordi Sevilla para aclarar ese asunto.

- En nuestro periódico...

- Permítame decirle una cosita más. También influye lo del Plan China.

- ¿El Plan China?

- Sí, con Aznar exportábamos lo mismo a China que a Andorra.

- ¿Y ahora?

- Desde mi llegada, con la puesta en marcha del Plan China, se han incrementado los intercambios en un 57 por ciento.

- ¡Un 57 por ciento!

-  Sí, un 57 por ciento.

- ¿Me está diciendo que desde que usted ocupa la Moncloa nuestro comercio con China ya es una vez y media el que tenemos con Andorra?

- Sí, señor, eso le estoy diciendo. ¿Comprende ahora lo de la balanza?

-  ...

- Oiga, ¿y qué me dice de los mil kilos de Montilla?

- Bueno, eso se llama refinanciación dentro de todo lo que es la lógica del sistema financiero.

- ¿Y a quién más se lo contó?

- A mi vecina Pili y a mi prima Asunción.

- Para terminar, cuénteme la intrahistoria de Rubalcaba.

- ¿Cree que estoy loco?

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