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Amando de Miguel

El habla del pueblo

"Se oye con frecuencia, entre los ancianos que hablan el djudeoespaniol, españolit o ladino, esta forma interrogativa: "¿De cualo queres?". Se agradece el dato sobre la supervivencia de ese ternísimo cualo.

José Mª Navia-Osorio certifica el uso de mancar (= hacer daño) en Asturias. Hay un chiste muy tierno que ilustra muy bien ese uso. "Un hormigo y una elefanta entran en plena actividad sexual [mutua] bajo un cocotero. Con el ajetreo se desprende un coco que cae sobre la cabeza de la elefanta que se queja. El hormigo, cariñoso y preocupado, pregunta: ¿Manquete?"

Romualdo Molina certifica que el verbo mancar (= hacerse daño) también se utiliza en Sevilla para advertir a los niños de que se pueden lastimar en sus juegos. No debe confundirse, dice don Romualdo, con el adversativo manque (= aunque), famoso a través de la frase "¡Viva el Betis, manque pierda!". Sostiene don Romualdo que ese manque adversativo proviene de los fenicios y cartagineses. Lo dudo. Parece más sencilla la interpretación de que se trata de un vulgarismo que pronuncia perezosamente el "aunque". El verbo mancar viene directamente del latín emancare (= cortar las manos). En algunos idiomas europeos se utilizan distintas versiones de mancar como equivalentes de faltar. En verdad, se debe de echar a faltar la posesión de las manos cuando a uno se las cortan. Las heridas en las manos son las más frecuentes en muchos trabajos y juegos.

José Fernández-Quevedo Egocheaga recuerda el uso peculiar que se hace en Asturias de la voz prestar, equivalente de "gustar, apreciar". Razona: "la verdad es que, cuando la utilizamos fuera de aquí o nos la escuchan, la gente se queda un poco parada. Puede que la estemos utilizando mal o que antiguamente haya tenido otro significado. A lo mejor usted nos puede sacar de dudas". Es fácil eliminar la duda. Prestar, en castellano clásico, significa también "aprovechar, ser útil o conveniente para la consecución de algún intento". Así se dice en el Diccionario de Autoridades y así se conserva en el actual DRAE. En el Tesoro de Covarrubias se prescribe que "prestar" es tanto como "ser de provecho". La prestancia de algo es su cualidad de excelencia, de distinción. El Diccionario de Seco admite el sentido de "prestar" como "gustar" (algo a alguien) o de "sentar bien" (algo a alguien). Luego el sentido que se da en Asturias a "prestar" se integra perfectamente en el castellano correcto. Si alguien se extraña de ese parentesco, su reacción será consecuencia de su ignorancia.

Pablo Ortega (Calatorao, Zaragoza) confirma la tesis de la simultaneidad de algunos términos tenidos por locales. Así, en todo Aragón se dice encorrer (= perseguir, acosar, hostigar), rayada (= retortijón, especialmente referidos a los niños pequeños) o estozolar (= caerse, darse un golpe).

Javier Medrano (Logroño) confirma que rayada o mancar también han sido de uso tradicional en La Rioja.

Juan Antonio Fernández Martínez (Zaragoza, natural de Cartagena) da cuenta de algunos localismos cartageneros: Espolsar (= quitar el polvo de los muebles). Rayada (= dolor de tripas). ¿A cualo? (= ¿cuál?). Boria (= niebla). Añado, una vez más, que algunos que parecen localismos se identifican en otros puntos de España.

José P. López me envía un pequeño diccionario de panocho, el habla huertana de Murcia. Anoto algunos términos más expresivos:

  • Tirisia = envidia, por el color amarillo de la ictericia.
  • Galisia = regaliz o palo de luz.
  • Ginés = órgano sexual femenino, corrupción del prefijo "gine".
  • Niquelar = cortar el pelo al cero.
  • Curiana = persona de piel más oscura de lo normal.

Gonzalo Díaz añade dos expresiones típicas del habla cartagenera. "Comprar al teveré" (= a plazos) porque al cabo del mes hay que ver otra vez al recaudador de los plazos. "El Señó" (= la extremaunción).

Claudio Verdú Egea sostiene que en su tierra, Murcia, tiricia es sinónimo de dentera y no de ictericia. Apuntado queda.

Jaime Lerner (Tel Aviv, Israel) recuerda lo que le decía en el mercado una vendedora de naranjas, sefardí de Bulgaria: "¿De cuala naranya queres hoy mancebico?". Añade don Jaime: "Se oye con frecuencia, entre los ancianos que hablan el djudeoespaniol, españolit o ladino, esta forma interrogativa: "¿De cualo queres?". Se agradece el dato sobre la supervivencia de ese ternísimo cualo.

Alfonso Tena (Montpellier, Francia) registra el habla de los antiguos inmigrantes de la zona de Murcia, Alicante, Albacete y Almería que residen en Montpellier. Como es natural, emplean muchas expresiones que son una mezcla de francés y español, como "bolsa" (= beca de estudios) o "nombrosos" (= muchos). Pero hay una modalidad del habla que don Alfonso no logra ver qué conexión pueda tener con el francés. Es la sustitución del indicativo por el subjuntivo en algunos verbos. Así, "anoche fuimos al restaurante y cenemos muy bien". Ese contagio es muy corriente en España y no solo en el Sureste peninsular. Se considera un vulgarismo, pero tiene su gracia.

Alberto Rodríguez (Granada) recuerda de su abuelo la distinción entre el níspero (el árbol) y la níspola (el fruto). En efecto, eso es así en algunas regiones. En Aragón distinguen el nisprero (el árbol) del níspero (el fruto). Todas las variaciones son correctas, incluida la más común de que el níspero es tanto el árbol como el fruto. Don Alberto nos transmite otro término granadino: aprosmado (= ensimismado, distraído). Creo que es una buena adquisición. Una cosa cierta, el lenguaje que resulta de las aportaciones de los libertarios, como parte del pueblo que son, supone una riqueza mayor de la que recogen los diccionarios.

Antonio Pérez Marín me recuerda que, en su tierra de Aliste (Zamora), la palabra chota "designa a una vaca muy joven, intermedia entre la ternera y la vaca". Ese es también mi recuerdo infantil. En otras partes de España, chota es la cabra, que se supone algo alocada por la forma que tiene de ir saltando por los riscos.

Rafael de Olaiz (Alcorcón, Madrid) da cuenta del primer cinematógrafo que se exhibió en Sevilla. El nombre comercial era algo así como Lentifomigalvanoplastic Tendergraff. Los sevillanos abreviaron el título con el nombre de churripedal.

En este corralillo se han ido apilando muchas voces referidas a la vagancia congénita de la cultura española. Esteban Giménez Sicilia añade ahoradar faldonazos(= aparentar que se está haciendo algo o que se está muy ocupado, todo de forma ostentosa). Añade don Esteban con su miaja de ironía: "Los perezosos somos capaces de hacer un mayor esfuerzo por escaquearnos del trabajo que el esfuerzo que requiere el propio trabajo". Para rematar lo de los faldonazos, don Esteban aporta una expresión complementaria que él mismo califica de "políticamente incorrectísima". A saber, "dar más vueltas que un maricón en una feria".

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