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Luis Pazos

¿Desempleados contra el empleo?

Mientras más cargas hay para crear empleos entre los jóvenes, menos empleos logran ellos. Por el contrario, bajo libertad de contratación y despido más jóvenes logran su primer empleo, donde aprenden un oficio, pudiendo así aspirar a un mejor futuro.

La economía es el tema más frecuentemente manipulado. En el siglo XXI, sus principios más importantes son todavía mal entendidos o deficientemente presentados, como es el caso de la ley laboral rechazada por una multitud de franceses. Cientos de miles de jóvenes salieron a protestar a las calles contra una ley que permitía a los empleadores despedir "sin justificación" a los menores de 26 años sin experiencia laboral.

A primera vista, para el observador superficial, puede parecer injusta esa ley, pero en realidad es la principal solución al alto índice de desempleo entre los jóvenes en Francia, que alcanzaba el 22% en febrero de este año, según datos del Ministerio de Trabajo francés. Ese alto desempleo fue una de las causas de los desórdenes ocurridos en ese país durante meses.

La ley diseñada para estimular la contratación de jóvenes fue manipulada por los enemigos políticos de quienes la promulgaron, sin importarles el problema social real que trataba de resolver. Los grupos opositores a la ley buscaron beneficiarse de la falta de entendimiento y comprensión de los objetivos de la misma por sus beneficiarios. La mayoría de los jóvenes que protestaron porque esa ley permitía un despido flexible están desempleados. Su problema no es que sean despedidos sino que no tienen ni han tenido trabajo y hay muy pocas probabilidades que bajo la actual ley laboral francesa obtengan un primer empleo.

Leyes parecidas a la rechazada –por ignorancia o manipulación política– están en vigencia en Alemania y en otros países. Esas leyes que flexibilizan la contratación de jóvenes han incentivado a los empleadores medianos y pequeños a contratar más jóvenes sin experiencia laboral, enseñarles un oficio y darles un ingreso. En Estados Unidos a cualquier joven se le puede emplear y despedir sin ningún problema, lo que hace posible que millones de jóvenes estadounidenses y latinoamericanos obtengan su primer empleo en ese país.

En México, el sector laboral informal se ha encargado de dar cumplimiento parcialmente a esa necesidad. Mientras más cargas hay para crear empleos entre los jóvenes, menos empleos logran ellos. Por el contrario, bajo libertad de contratación y despido más jóvenes logran su primer empleo, donde aprenden un oficio, pudiendo así aspirar a un mejor futuro. No se trata de neoliberalismo, de derecha o de izquierda, sino de resolver la realidad de un problema social. Lo que pasó en Francia es ejemplo de la politización y de la errónea posición de quienes, ignorando los principios básicos de la economía, opinan –algunos de buena fe– sobre una ley de la que no tienen idea o porque simplemente no les importa el daño causado a los más débiles.

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