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EDITORIAL

No era broma lo de Evo Morales

No deja de resultar triste que, frente a un gobierno inoperante en la defensa de los españoles en el exterior, los únicos que hayan tratado a Evo Morales como se merece hayan sido precisamente los humoristas del Grupo Risa.

Cuando el Grupo Risa le gastó una broma a Evo Morales, similar a la que desde Miami les hicieron a Chávez y Castro, no podían imaginar el revuelo que iban a provocar en el Gobierno. La causa, como ahora resulta obvio, no fue un supuesto "intento de ridiculizar" al dirigente boliviano, sino que en la llamada telefónica se había revelado cómo el Ejecutivo había prometido doblar las ayudas al país, pero sólo si ganaba Morales, el candidato de extrema izquierda, el candidato de Chávez, el candidato de Castro.

Si ya resulta escandaloso que el gobierno utilice el dinero de todos los españoles para premiar a los políticos que considera de su cuerda, más lo es cuando el político al que apoyaban en esta ocasión se había comprometido en campaña a perjudicar los intereses españoles. Y es que muchos de esos contribuyentes que, a su pesar, están obligados por Zapatero a sufragar los gastos del indígena con jersey, son a su vez accionistas de Repsol, cuyas propiedades han sido expropiadas por el Gobierno de Evo Morales, tal y como éste había prometido. Entonces, Bernardino León insistió en que no se había producido "ningún tipo de compromiso". Hoy, visto que dicho compromiso se ha hecho público y notorio y que los responsables de Zapatero no sólo no lo ha desmentido sino que se ha apresurado a cumplirlo lo más rápidamente posible, lo menos que cabe pedir es que este mentiroso –uno más– deje sus cargos en el gobierno. Difícil será, visto que incluso Alonso continúa aferrado a la poltrona.

El presidente Zapatero, mientras tanto, sonríe y deja hacer al boliviano, aumentando incluso la ayuda exterior que este país recibe. Y es que su Gobierno no entiende la relación con otros países sino como extensión de sus propios delirios ideológicos; siguiendo el profundo pensamiento de Peces-Barba, son "buenos" aquellos países con gobiernos "de izquierdas" y "malos" los demás. Así, se llama fracasada a Merkel porque es de derechas, sin importar las consecuencias que pudieran tener para nuestro país insultar a la que terminaría siendo la canciller alemana, o se apoya la candidatura de Kerry, sin pensar que podía perder, como de hecho hizo. Y se dora la píldora a Chávez, Castro y Evo Morales, sin que las consecuencias que esa actitud pueda tener para los españoles perturben nuestro complaciente apoyo. No es de extrañar que, con este uso ideológico de las relaciones exteriores, las oposiciones al cuerpo diplomático hayan dejado de exigir conocimientos para rebajarse a pedir a los candidatos su pleitesía a la risible alianza de civilizaciones.

Gracias a Zapatero, ser empresario español en Hispanoamérica se está convirtiendo en un deporte de riesgo. Los gobernantes populistas han descubierto un filón y atacan y agreden a propiedades y propietarios de nuestro país sabiendo que la broma les saldrá gratis, pues el gobierno ha dimitido de tomar cualquier responsabilidad que implique tomar una postura firme frente a nadie que no sea Estados Unidos. Además, en sólo dos años han logrado que no nos queden valedores en ninguna parte del mundo. Todo lo más, Zapatero expresará su "disconformidad y preocupación" en el Congreso mientras Moratinos procurará "utilizar la diplomacia para alcanzar soluciones satisfactorias". Es decir, que el jefe del Ejecutivo español no hará frente a Evo Morales otra cosa que no sea sonreír y Moratinos se doblegará a todas las exigencias del cocalero.

No deja de resultar triste que, frente a un gobierno inoperante en la defensa de los españoles en el exterior, los únicos que hayan tratado a Evo Morales como se merece hayan sido precisamente los humoristas del Grupo Risa. Pero esas son las nuevas reglas con las que juega Zapatero a los diplomáticos.

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