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Emilio J. González

Iberdrola, ¿objeto de deseo?

Gas Natural no tiene capacidad financiera para competir con la oferta de la alemana E.On. Por tanto, Endesa no va a ser esa empresa catalana

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha prometido un "final feliz" para la OPA de E.On sobre Endesa, final que se presume se negociará en la reunión entre el jefe del Ejecutivo y la canciller alemana, Angela Merkel, de este martes. La cuestión es quién va disfrutar, realmente, de dicho happy end.
 
Hoy por hoy parece que va a haber un grupo de beneficiarios claros, que son los accionistas de Endesa, al menos algunos de ellos, si, como se comenta en los mercados, la eléctrica alemana prepara una subida de su oferta hasta los 31 euros por acción, un incremento que le están demandando algunos de los inversores institucionales que están en el capital de Endesa para transferir sus títulos a E.On. ¿Y aquel punto del pacto de Tinell por el cuál Cataluña tendría una empresa eléctrica?
 
Este es el quid de la cuestión. Gas Natural no tiene capacidad financiera para competir con la oferta de la alemana E.On. Por tanto, Endesa no va a ser esa empresa catalana. Y, si como cabe suponer a tenor de las declaraciones de Solbes y de las negociaciones que está llevando a cabo el Gobierno con la Comisión Europea, se van a retirar las condiciones impuestas a E.On, al menos buena parte de las mismas, entre ellas la obligación de vender una central nuclear instalada, curiosamente, en Cataluña, por esta vía tampoco habrá empresa catalana de electricidad. Un escenario que parece contemplar claramente Gas Natural después de haber transferido durante este verano a otras compañías la mitad de sus clientes de electricidad. Por eso, los mercados están mirando hacia otra parte, hacia una operación que ya se intentó a finales de 2000 pero que la habilidad de Íñigo de Oriol, entonces presidente de Iberdrola, desbarató. Se trataría, ni más ni menos, que de reeditar dicha operación, consistente en una pinza entre Gas Natural y Repsol, ambas controladas por La Caixa, sobre Iberdrola.
 
Este escenario es el que han empezado a tener en cuenta los inversores institucionales. Hace seis años, la operación se fue al garete porque Oriol echó a Iberdrola en brazos de Endesa, en un intento fallido de fusión entre ambas compañías, para salvarla de las pretensiones del grupo industrial de La Caixa, que entonces contaba con el apoyo del BBVA bajo la batuta de Emilio Ybarra. Ahora, la posibilidad de que trate de llevarse a cabo nuevamente la operación ha vuelto a resurgir con fuerza, al menos en las expectativas de los mercados financieros, que siempre tienen buena información sobre los acontecimientos venideros.
 
No obstante, una cosa es que el grupo industrial de La Caixa vuelva a la carga y otra muy distinta es que consiga salirse con la suya. De 2000 para acá ha llovido mucho, a pesar de la sequía, y han cambiado muchas cosas. Iberdrola, por ejemplo, ha crecido mucho en tamaño y en capitalización bursátil, hasta igualar prácticamente a Endesa, con lo que no es tan fácil que el tándem Repsol-Gas Natural pueda tragársela así como así, aunque sí es posible. Pero es que Iberdrola también tiene muy bien aprendida la lección. La eléctrica que ahora preside Ignacio Galán sabe desde hace tiempo que es objeto de deseo por parte del grupo industrial de La Caixa, como demostraron tanto el intento de hacerse con su control que desbarató Oriol como la OPA sobre ella que presentó Gas Natural y vetó la Comisión Nacional de la Energía. Así es que los de Iberdrola ya tienen experiencia más que sobrada en estas lides y saben cómo defenderse. Por ello, nadie descarta que pudiera haber un tercero, una compañía extranjera nuevamente, que entrara en el juego y volviera a desbaratar los planes de La Caixa.
 
En cualquier caso, la última palabra en cuanto a la reestructuración del sector eléctrico español dista mucho de estar dicha. Detrás del proceso hay intereses políticos claros y manifiestos que no se van a contentar con el resultado que depare el encuentro entre Merkel y Zapatero, negativo para ellos, porque por encima de la lógica económica priman otras cuestiones, que son las que han dado lugar a que Endesa, la primera eléctrica española y propietaria de la mayor parte del parque nuclear de nuestro país, esté a punto de acabar en manos extranjeras. Y la presión de esos intereses solo la frena la aparición en el escenario de nuevos e inesperados actores. Así es que, en esta historia, todavía queda mucha madeja que deshilvanar.

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