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Daniel Sirera

Plantar cara

Resulta impropio de una democracia occidental que los violentos ocupen la calle y los demócratas corramos a escondernos. Debemos plantarle cara a los violentos. A los violentos y a quienes les permiten impunemente que lo sean.

Zapatero ha tirado la toalla. Las calles ya no son de los ciudadanos libres y responsables sino de los violentos. Violentos que en el País Vasco se dedican a quemar cajeros, contenedores y a lanzar artefactos explosivos contra viviendas y sedes de partidos políticos. Violentos que en Barcelona se dedican a hacer apología del terrorismo en los campos de fútbol ante el silencio cómplice del presidente de la Generalitat y de los responsables de seguridad del Camp Nou.

La claudicación de Zapatero ante la amenaza y el chantaje de la violencia y la extorsión es tal que el Gobierno del PSOE ha decidido suspender la cumbre de ministros de vivienda de la UE prevista para los días 16 y 17 en Barcelona aduciendo "motivos de seguridad". La Junta de Seguridad de Cataluña, presidida por Pasqual Maragall, acordó este lunes suspender la reunión ante la posibilidad de altercados callejeros provocados por grupos antisistema. Son los mismos sujetos indeseables que han atacado con bengalas a Piqué y a Acebes en un acto público en Martorell. Son los mismos que día tras día atacan y agreden a quienes no piensan como ellos. Y son los mismos que pueden hacer lo que hacen porque el resto de fuerzas políticas callan, miran hacia otro lado y jamás condenan este tipo de acciones violentas.

Hace tiempo que denunciamos que la democracia está secuestrada en Cataluña. Lo que es lamentable es que el Gobierno de España no haga nada para liberarla. Resulta impropio de una democracia occidental que los violentos ocupen la calle y los demócratas corramos a escondernos. Debemos plantarle cara a los violentos. A los violentos y a quienes les permiten impunemente que lo sean.

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