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EDITORIAL

El bálsamo de Fierabrás educativo

Cuando la "Educación para la Ciudadanía" se revele inútil para solucionar el problema, no tengan duda de que ya tendrán un culpable preparado para no tener que revisar sus creencias. Nosotros.

La izquierda nunca ha estado muy satisfecha con nosotros, los seres humanos realmente existentes; de ahí que permanezca en ella ese sempiterno empeño de crear un "hombre nuevo", es decir, convencido de la bondad de la doctrina socialista y, sobre todo, capaz de actuar como ésta espera de él. Eso es lo que subyace tras la asignatura de formación del espíritu nacional del PSOE, y hoy lo ha vuelto a recordar la ministra de Educación al asegurar que su existencia permitirá solucionar mágicamente y sin esfuerzo los problemas de acoso y agresiones en las aulas a profesores y alumnos, al impulsar la "cultura de la convivencia".

No, no se rían que es cierto. Y además es probable que piense que alguien se lo va a creer. La visión de que los seres humanos –bien conducidos por ellos, claro– pueden variar de naturaleza y abandonar el egoísmo y la estrechez de miras que impide que alcancemos la arcadia feliz es una fantasía poderosa, que no pocas veces acaba impresa en el BOE. Sin embargo, pensar que las personas respondemos a incentivos y restricciones y que poco hemos cambiado en lo esencial desde el Paleolítico –y seguramente menos lo haremos en el futuro– no resulta atractiva a quienes se ven en el muy satisfactorio papel de salvarnos de nosotros mismos.

Así que, en lugar de reformar la LOGSE bis para volver por la senda de la disciplina, el esfuerzo y la transmisión de conocimientos y cambiar las leyes penales para que los agresores se lo piensen dos veces, seguiremos en el País de Nunca Jamás de la progresía. Y cuando la "Educación para la Ciudadanía" se revele inútil para solucionar el problema, no tengan duda de que ya tendrán un culpable preparado para no tener que revisar sus creencias. Nosotros.

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