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José Carlos Rodríguez

Zapatero nos da lecciones de moral

Además, de puro progresista, la ley nos da el instrumento legal para evitarla, y es que ha "legalizado" los novillos, nada menos. Así que invite a sus hijos a saltarse la instrucción en antivalores, y que juegue o haga algo útil. Leer, pongo por caso.

¿Compraría a Zapatero un coche usado? Piense en los que siente más cercanos. ¿Se lo comprarían ellos? A que no le resulta fácil encontrar a alguien que verdaderamente pusiera su dinero confiando en la palabra de Zapatero como garantía de un vehículo de segunda mano.

Pues ahora hágase la siguiente pregunta: ¿confiaría a Zapatero la educación moral de su hijo? El simple planteamiento produce escalofríos. Pero eso es exactamente lo que va a ocurrir para millones de familias españolas, gracias a la Formación del Espíritu Progresista, también llamada Educación Para la Progresía.

El objetivo es convertir a sus hijos en los hombres y mujeres nuevos progresistas. Le llamarán "progenitor A" o "progenitor B", o una versión acortada para SMS. Sabrán que eso del género es algo cultural y por tanto arbitrario. Que uno es hombre o mujer no porque tenga lo que hay que tener, sino por oscuras imposiciones sociales, de las que cualquiera puede desembarazarse, sin necesidad ni de pasar por el quirófano. Que, por tanto, la distinción entre heterosexualidad y homosexualidad es arbitraria. Saldrán de la escuela sabiendo que hay una fuerza oscura, llamada religión, cuyo único objetivo es hacerles infelices y prohibirles todo a lo que tienen derecho: todos esos comportamientos que antes se llamaban inmorales.

Menos mal (ellos lo aprenderán así en la escuela) que existe la tolerancia. Es decir, la convicción de que no hay valores absolutos, de que cada uno es cada uno y tiene sus cadaunadas, y que es lo mismo una moral que otra, una cultura que otra. Siempre que no sea represora y retrógrada; es decir, occidental. Para todo lo que huela a transmisión de la cultura y los valores occidentales, "tolerancia cero". Es más, su hijo gozará de auténticas "sesiones de odio", como las de Goldstein en el 1984 de Orwell. Pero con protagonistas distintos, claro, como las sociedades abiertas (la globalización), la familia tradicional, la Iglesia...

Es lo que los redactores de la LOE llaman un "mínimo común ético", que es mínimo ético, pero en absoluto común. De hecho, cuando el Gobierno quiso consensuar la ley con las ONGs al echar mano del listín, a quien llamó es mayoritariamente a los firmantes del Manifiesto por una sociedad laica, es decir, una sociedad en la que el Gobierno logre expulsar la religión de la vida pública.

El vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio Cañizares, ha llamado a la objeción de conciencia ante la asignatura. Yo ya he recordado los derechos a la desobediencia civil y a ignorar al Estado. Pero es que, además, de puro progresista, la ley nos da el instrumento legal para evitarla, y es que ha "legalizado" los novillos, nada menos. Así que invite a sus hijos a saltarse la instrucción en antivalores, y que juegue o haga algo útil. Leer, pongo por caso.

Alguno dirá que eso no le toca, porque puede llevar a sus hijos a algún colegio suficientemente protegido de los estragos de la LOE. Suerte que tendrá. Se encontrará, además, en las reuniones de padres, a los ministros y dirigentes socialistas, que huyen (con buen criterio) de la educación pública. Pero le toca, ya lo creo que sí. Porque cuando crezcan tendrán que vivir en una sociedad de damnificados por la LOE. Mientras, luchemos por la libertad de enseñanza y resistámonos a tener a Zapatero como guía moral de nuestros hijos.

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