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Cristina Losada

Tropezar en la misma ETA

Lo que viene a decir el videoclip es que Zapatero no ha aprendido de la experiencia. Que está encantado de tropezar en las mismas piedras y en la misma ETA. En suma, que quiere repetir la historia.

El vídeo del PSOE sobre qué hiciste en la tregua, papi Aznar, arranca de ese instinto pueril que lleva al tipo al que pillan cometiendo una infracción a argumentar con el guardia que, oiga, eso lo acaba de hacer otro, a ver si cuela de ese modo su descarado avance en dirección prohibida. Conste que lo pueril no quita lo eficaz. Y el PP, más que declararse descorazonado, debería enumerar las falsedades o medias verdades, que lo mismo son, que se agitan en la coctelera de la producción sociata. El corta y pega permite sacar de contexto, subrayar aquello que uno desea y ocultar lo que quiera, pero alguna verdad aparece en los diecinueve minutos. Incluso una trascendental, si bien de forma tan fugaz y parcial que cuesta fijarla en la retina. La refleja una portada de El Mundo que reza así: ETA declara una tregua indefinida y el gobierno la califica de "gran trampa". En eso, el gobierno de Zapatero no imita al de Aznar.

No puede hacerlo: el alto el fuego actual es el resultado de una negociación previa del PSOE con la banda terrorista. Hasta la declaración de ETA fue pactada. Y ahí radica una diferencia esencial entre el 98 y el presente. Aquello no fue el resultado de conversaciones anteriores con el gobierno. Hoy, en cambio, tenemos la certeza de que las ha habido. Sabemos que de los caseríos se pasó a los países nórdicos y a otros, que hay unas actas en Suiza y que la otra parte contratante alude a ciertos compromisos. Así como de lo ocurrido en el 98 se sabe todo o casi todo, razón por la que han podido juntar diecinueve minutos de filmación, de lo que ha hablado el PSOE con ETA sólo conocemos la cáscara, aunque barruntamos lo peor. Los entresijos de ese proceso en la sombra bien merecen titularse al estilo del vídeo como datos que algunos intentan ocultar, capítulos que no quieren que aparezcan en los libros de historia y documentación que no ponen ante los ojos de los españoles.

Tiene su gracia que después de haber hecho de Aznar un diablo con bigote, de derribar una a una todas las piezas de su gestión y de elegir ZP siempre las sendas opuestas y contrarias a las recorridas por su predecesor, vengan ahora a legitimar su negociación con ETA en lo que hizo en el 98 aquel a quien llamaron asesino y tienen por el peor presidente del mundo mundial. Es notorio que el cosmos progresista admite de buen grado la intrusión de incoherencias, pero divierte comprobar que se vean obligados a sustentarse en quien fue, y aún es, su bestia negra. El motivo de esta especie de reivindicación de Aznar que ahora perpetran es, sin embargo, menos jocoso que el resultado. Incapaces de quebrar la tenaz oposición al proceso de claudicación, se han volcado en ese juego favorito suyo que consiste en arrojar basura sobre el disidente. O sea, quieren presentar a las víctimas y a sus seguidores como meros títeres del Partido Popular y a éste como un partido movido por el interés de que no sea Zapatero quien acabe con el terrorismo.

Hay en este trayecto, que promete tener longitud –ya han anunciado una serie, que competirá con la del doctor House, ojo la Cuatro– un escollo no menor, y es que la AVT no va detrás del PP, sino delante. Y que la causa de las víctimas se ha transformado en la causa nacional, es decir, en la del mantenimiento de la nación y de las libertades frente a quienes trabajan por su derribo. Además, hay un peligro en esa insistencia en equiparar lo sucedido en el 98 con el proceso actual. Si el vídeo del PSOE tiene una virtud es que permite recapitular sobre las equivocaciones que cometió el gobierno entonces. Como dijo suavemente Mayor Oreja en La Linterna, el 26 de octubre, "hubo una cierta ingenuidad". Pues bien, lo que viene a decir el videoclip es que Zapatero no ha aprendido de la experiencia. Que está encantado de tropezar en las mismas piedras y en la misma ETA. En suma, que quiere repetir la historia. Repetición que apunta a que será, mal que le pese a Marx, de nuevo en forma de tragedia. De errores no corregidos sino aumentados cabe esperar un pésimo final.

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