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Larry Elder

Imagine la NBA con discriminación positiva

California, en 1996, ilegalizó las preferencias basadas en la raza. Después de esa nueva ley, el porcentaje de estudiantes asiáticos matriculados en el elitista y competitivo campus de Berkeley subió durante la siguiente década del 34,6% al 42%.

Imagine la siguiente nota de prensa:

En una reunión a puerta cerrada, los propietarios de los equipos votaron a favor de limitar la cifra de jugadores negros con el fin de incrementar la asistencia a los partidos por parte de los aficionados que no sean negros. La NBA está constituida ahora de más de un 80% de jugadores negros, lo que hace que el espectáculo no sea suficientemente diverso e inspirador para los fans, que mayoritariamente no son negros. Así, con el fin de prolongar la popularidad del baloncesto, la NBA ha determinado que la diversidad de los jugadores es una necesidad para mantener la prosperidad de nuestro deporte.

David Stern, comisionado de la NBA

Antes de que usted pudiera decir "Michael Richards" entrarían a la carga los reverendos Jesse Jackson y Al Sharpton, así como los demás presuntos "líderes negros". Manifestaciones, gritos, aullidos y pataleos precederían a un número tal de demandas como para mantener completamente ocupadas durante la próxima década a todas las asociaciones de juristas progres.

Pero en lo que respecta a las universidades, a la hora de admitir estudiantes asiático-americanos, eso es en la práctica precisamente lo que está sucediendo. A causa de las mejores notas de dichos alumnos tanto en el instituto como en los exámenes preuniversitarios de aptitud, muchas universidades están colocando discretamente al final de la lista a estos estudiantes "minoritarios".

California, en 1996, ilegalizó las preferencias basadas en la raza. Después de esa nueva ley, el porcentaje de estudiantes asiáticos matriculados en el elitista y competitivo campus de Berkeley subió durante la siguiente década del 34,6% al 42%. De igual manera, el estado de Washington ilegalizó las preferencias en 1998 y la matriculación de alumnos de origen asiático en la Universidad de Washington se incrementó del 22,1% hasta el 25,4% en el 2004. Michigan aprobó en noviembre mediante referéndum una ley que ilegaliza el uso de la raza tanto en la contratación de funcionarios públicos como en la admisión de estudiantes en las universidades. Cabe esperar que se produzca un incremento del colectivo asiático estudiantil en la Universidad de Michigan.

La pregunta es: ¿por qué lo aguantan los estudiantes asiáticos y sus padres?

Jian Li no tiene intención de hacerlo. Li, residente permanente en Estados Unidos, emigró desde China a los cuatro años de edad. Se graduó entre el mejor 1% de su promoción del instituto. En los exámenes de aptitud preuniversitarios recibió una perfecta puntuación de 2400, y consiguió 2390 puntos en total (a 10 puntos de la perfección) en sus exámenes de aptitud de matemáticas y ciencias. Pero Li se encontró con que Princeton, Harvard, Stanford, la Universidad de Pennsylvania y el MIT se negaban a admitirle. No es un caso único. El abogado Don Joe, de Asian-American Politics, una página de Internet de seguimiento de matriculaciones, afirma recibir denuncias "de padres asiático-americanos porque sus hijos tienen notas y puntuaciones excelentes pero están siendo rechazados por los centros universitarios más exigentes. Parece ser un secreto a voces".

Li presentó una queja con la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación, que actualmente están estudiando. En las solicitudes que rellenó, Li dejó en blanco su raza y su país de origen, aunque sí rellenó la ciudadanía y enumeró el chino como su lenguaje materno y el idioma hablado en su casa. Las preguntas acerca de su raza, decía Li, "me parecieron muy irrelevantes, por no decir ofensivas". ¿Por qué presentó una demanda? Li dice querer "enviar un mensaje al comité de admisiones para que sean conscientes de sus posibles prejuicios y de que el modo en que se están llevando a cabo las admisiones no es equitativo".

Un estudio sobre los solicitantes de la Universidad de Michigan en el 2005 del Centro para la Igualdad de Oportunidades documenta la discriminación que sufren los estudiantes blancos y asiáticos a causa de las preferencias basadas en la raza. En un aparente deseo de incrementar la cifra de hispanos y negros, la escuela admite aspirantes asiáticos con una puntuación media en el examen de 1400 (de los 1600 puntos posibles para la prueba que se empleaba entonces). Esto hace que la media asiática sea 50 puntos superior a la media para los estudiantes blancos admitidos, 140 puntos por encima de la de los hispanos y 240 puntos por encima de la de los negros. De los estudiantes asiáticos con 1240 puntos en los exámenes y una media de puntuación en el instituto de notable en el 2005, apenas el 10% entró en Michigan. Pero el 14% de los blancos con esas cifras fueron admitidos, al igual que el 88% de los hispanos y el 92% de los negros.

Es más, el "impulso" dado a los estudiantes latinos e hispanos por parte de las preferencias raciales a menudo resulta contraproducente. Peter Kirsanow, miembro de la Comisión de Derechos Civiles de Estados Unidos y abogado negro, se preguntó retóricamente: "¿Seguirían los administradores universitarios diciendo tonterías acerca de la discriminación positiva si sus estudiantes supieran que las admisiones preferenciales provocan que los estudiantes negros de derecho fracasen dos veces y media más que los blancos? ¿O que es seis veces menos probable que los estudiantes negros de derecho aprueben el primer año? ¿O que la mitad de los estudiantes negros de derecho nunca se convierte en abogados?"

¿Por qué los asiáticos tardaron tanto tiempo en darse cuenta y presentar más denuncias? Quizá sigan sin ser conscientes del perjuicio que estas políticas provocan a sus propias posibilidades de admisión. Quizá se consideren una minoría discriminada y por tanto apoyen programas que "disipen" los efectos negativos de la oposición que perciben en los demás. O quizá, pese al efecto negativo de las preferencias basadas en la raza sobre sus propias posibilidades de admisión, se sienten empáticos con "la necesidad" de "ayudar" a negros e hispanos. ¿Quién sabe?

En cualquier caso, el estudiante de 17 años Jian Li ahora estudia en Yale. No es mal cimiento para su futuro. Pregunte si no al licenciado en la Facultad de Derecho de Yale y ex presidente Bill Clinton que, a propósito, apoya las preferencias basadas en la raza.

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