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Pío Moa

La moderación de Prieto

A Prieto le ha tratado muy bien la derecha, desde los falangistas a los monárquicos, y todo porque, en su oportunismo sin límites, el jefe socialista les hizo algún favor alguna vez.

Cuenta Ansón que Prieto fue un político realista y moderado. ¿Lo fue realmente? A la cabeza se vienen enseguida algunas frases magnánimas y pacificadoras del personaje, pero también los hechos, los duros hechos.

En la crisis de la bolchevización del PSOE en 1933-34, Prieto no tomó partido por el legalista Besteiro, sino que contribuyó a liquidarlo políticamente, en alianza con Largo Caballero. Preparó con este la guerra civil y la intentó en octubre del 34. Ideó el putsch a lo Dollfuss con el que, imitando el golpe nazi en Viena, quería eliminar a los gobernantes legítimos. También propuso sabotajes para dejar a Madrid sin abastecimiento de agua.

Fracasada la insurrección, contribuyó como quien más a la campaña de infundios sobre la represión de Asturias, la cual envenenó al pueblo español y le predispuso para la guerra civil, a la que en 1934 solo habían estado dispuestos los dirigentes socialistas, comunistas y nacionalistas catalanes. Organizó con Azaña una coalición demagógica y antidemocrática, que derivó rápidamente hacia un Frente Popular de estilo soviético, ya antes de reanudarse la guerra en julio del 36. Formó un grupo de pistoleros guardaespaldas, "la Motorizada", que sembró el terror durante la repetición de las elecciones en Cuenca, deteniendo arbitrariamente a personas de derechas para impedirles votar. Fueron sus guardaespaldas y policías ligados a él quienes organizaron el secuestro y realizaron materialmente el asesinato de Calvo Sotelo.

Durante la guerra, Prieto tomó parte en el envío del oro a Rusia, se alió con los comunistas para defenestrar a su antes amigo Largo Caballero, participó en la corrupción organizada por su partido con las compras de armas –corrupción que pagaban los propios soldados socialistas en el frente– y organizó el siniestro SIM a sugerencia de Orlof, el representante del NKVD soviético, y a imagen y semejanza de este. Hay indicios sólidos de que, cuando se desengañó de los soviéticos, quiso atraerse a los ingleses ofreciéndoles a cambio de su ayuda la ría de Vigo y Menorca... Y al terminar la guerra, y por no entrar en más detalles, birló a Negrín el tesoro del Vita, saqueado a su vez al patrimonio artístico e histórico español y a miles de particulares, incluyendo personas humildes; y con ese tesoro prosiguió su labor corruptora.

A Prieto le ha tratado muy bien la derecha, desde los falangistas a los monárquicos, y todo porque, en su oportunismo sin límites, el jefe socialista les hizo algún favor alguna vez. Lo pintan incluso como el gran ministro de Hacienda que no fue. Para Ansón, lo que parece pesar decisivamente en la balanza es que, en su ilimitada vocación intrigante, Prieto buscara el pacto con los monárquicos contra Franco, después de la guerra. Comparado con ese mérito, ¿qué es todo lo demás?

Pasa aquí algo semejante a lo ocurrido con Negrín: sus partidarios encuentran perfectamente aceptable su corrupción, su prolongación inútil de la guerra, su intento de multiplicar el número de víctimas enlazando con la guerra mundial, sus ilegalidades constantes, su servicio a la política de Stalin, incluso su brutal represión de las izquierdas desafectas... Nimiedades, según parece, comparadas con su mérito sin par: ¡todo lo hacía para derrotar a Franco!

Es una forma de escribir la historia. Reduciéndola a una farsa idiota, claro. A quien nunca reivindican tales "demócratas" es a Besteiro, el dirigente realmente moderado del PSOE.

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