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EDITORIAL

¿Y el "No a la guerra" en Afganistán?

¿Recomendará Zapatero a Prodi que haga en Afganistán lo mismo que él hizo en Irak?

La presencia de tropas españolas en Afganistán y en Irak, tras el derrocamiento de los talibanes y de Sadam Husein, tuvo, en ambos casos, el explícito amparo de la ONU y un objetivo muy similar: colaborar en las tareas de estabilidad, reconstrucción y de transición democrática de ambos países, sofocando el terrorismo islamista que, a sangre y fuego, trataba y sigue tratando de abortarlas.

Aunque el terrorismo islámico –presunto responsable de la mayor matanza de nuestra historia–, celebrara y elogiara la decisión de Zapatero de hacer caso omiso a las resoluciones 1483 y 1511 de la ONU, tal y como hizo al retirar nuestras tropas de Irak nada más llegar al Gobierno, lo cierto es que las advertencias terroristas de que el Gobierno español debía hacer lo mismo en Afganistán se han transformado hace unos días en una clara pero silenciada amenaza por parte de Al Qaeda.

Dicha amenaza se ha producido después de saberse que efectivos del Ejército español participan desde el pasado 5 de marzo en la "Operación Aquiles", la mayor ofensiva lanzada contra los talibanes en Afganistán. Bajo mando italiano, el objetivo de las tropas españolas es bloquear el paso de los talibanes desde el sur hacia el oeste de Afganistán. En la ofensiva aliada toman parte cerca de 4.500 soldados de la OTAN y unos 1.000 del Ejército afgano.

Precisamente ha sido en Helmad, la provincia en la que se encuentran combatiendo las tropas españolas, donde los talibanes capturaban hace poco más de una semana al periodista italiano Daniele Mastriogia, al que ayer amenazaron con matar si el Gobierno de Prodi no entra en negociaciones en un plazo de 48 horas.

¿Recomendará Zapatero a Prodi que haga en Afganistán lo mismo que él hizo en Irak? Lo decimos porque Zapatero, no contento con haber dejado en la estacada a la población iraquí y a nuestros aliados tras su retirada de tropas, volvió en septiembre de 2004 a satisfacer al terrorismo islamista recomendando a los aliados que hicieran lo propio, tal y como exigían los terroristas que en esos mismos momentos tenían secuestradas en Irak a dos ciudadanas italianas.

En cualquier caso, si la demagogia y la hipocresía del "no a la guerra" ha quedado en evidencia ante el elocuente silencio de lo que está pasando en Afganistán, Zapatero deberá decidir si mantiene su hipócrita doble rasero o pasa a satisfacer también las pretensiones del terror en Afganistán.

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