Menú
Amando de Miguel

Gramatiquerías

Lo más sorprendente es que quienes emplean esos retorcimientos se las dan de progresistas que abominan del sexismo en el lenguaje. No he visto personas más sexistas que las feministas, digamos, profesionales.

Santiago Ranera visitó recientemente la Feria Internacional del Turismo en Madrid acompañado de sus hijas. Una de ellas le preguntó por qué unos países llevan artículo (el Japón) y otros no. Ante la curiosidad de la niña, el padre le respondió: "Hija, no te preocupes. Seguro que mi amigo don Amando nos saca de dudas". Voy a quedar mal porque yo tampoco sé por qué ese capricho de los países con o sin artículo. Desde luego, todos admiten artículo cuando van dentro de una frase como esta: "En la Inglaterra del siglo XVIII había ya agua corriente". Por lo mismo cabe decir "En el Londres del siglo XVIII...". Pero, como estrictas denominaciones, hay países que permiten el artículo (el Japón, la India, la Argentina, el Perú, etc.) y otros no (España, Portugal, Marruecos, etc.). Quizá sea un puro sentido eufónico. Más curioso es que unos países lleven nombre masculino (Brasil, Perú, Chile, Egipto, etc.) y la mayoría ostenten un nombre femenino. Lo mismo pasa con las ciudades. El género no se puede cambiar fácilmente, pero el artículo en el nombre de algunos países es potestativo. Esto es, se puede decir "la Argentina" o "Argentina". A mí me gusta más dejar el artículo si es que procede. La elección se establece por el sentido del oído, que es el supremo en las cuestiones del lenguaje.

Carlos Muñoz-Caravaca me escribe un largo memorial para documentar el sistemático error de muchos autores (entre los que me incluye) al no poner la tilde a los pronombres demostrativos. En algunos autores esa acción puede ser un error por olvido o desconocimiento. Pero en mi caso le aseguro, don Carlos, que es una deliberada decisión. Me baso en la norma de la RAE, citada en el Panhispánico: "Solo cuando en una oración exista riesgo de ambigüedad porque el demostrativo pueda interpretarse en una u otra de las funciones antes señaladas, el demostrativo llevará obligatoriamente tilde en su uso pronominal". (Obsérvese, de paso, que en la frase citada, "solo", siendo adverbio, no lleva tilde. Es un caso más de mi tesis). Mi presunción es que prácticamente nunca hay riesgo de ambigüedad, fuera del supuesto de una charada o juego de palabras. En cuyo caso lo mejor es seguir la regla general de la acentuación y no colocar nunca la tilde sobre los demostrativos, sean adjetivos o pronombres. Como digo esa regla de la simplicidad vale lo mismo para la voz "solo", sea nombre o adverbio. Así pues, don Carlos, pierda cuidado.

Más interesante es la regla práctica de evitar todo lo posible el uso de los pronombres demostrativos, sobre todo el "aquel", la apoteosis de la confusión. Prácticamente el "aquel" solo lo reservo para el recuerdo melancólico del pasado. Cumple aquí la fórmula del Evangelio: "En aquel tiempo, dijo Jesús...". Desde luego, como pronombre, el "aquel" debe ser proscrito. En su lugar, utilícese el "ese" cuando se refiere a lo dicho últimamente y "este" a lo que viene a continuación. Es una regla de cocina que no viene en las gramáticas, pero que es de suma utilidad. Desde luego, cualquiera que sea el pronombre demostrativo, siempre sin tilde.

José Luis González (Salamanca) asistió con gusto a una conferencia que yo dí en su ciudad. En el acto le repartieron un cuestionario en el que debía contestar a preguntas sobre a qué género pertenecía. Don José Luis pregunta si no sería mejor decir sexo. Esa es también mi opinión. Género es la clase a la que pertenece un sustantivo u otra palabra que hace sus veces. Sexo es la aplicación del género a los seres vivos y, más propiamente, a los humanos. Resulta irritante la moda actual de hacer equivaler "género" con "sexo femenino". Por ejemplo, en la estupefaciente expresión "violencia de género" (= violencia contra las mujeres). Obsérvese también lo taimado que resulta decir "feminista" como ponderativo y "machista" como despectivo. Lo más sorprendente es que quienes emplean esos retorcimientos se las dan de progresistas que abominan del sexismo en el lenguaje. No he visto personas más sexistas que las feministas, digamos, profesionales.

Son muchos los libertarios que me sacan de dudas respecto al plural "tres uves dobles". Por ejemplo, Josefina Poropat (Indiana, USA). La regla es sencilla: la uve doble no es un nombre compuesto, luego el plural es uves dobles. Es claro el contraste con los nombres compuestos: "las bocacalles o los sacapuntas". Añado que la ambivalencia persiste con "guardias civiles" y "guardiaciviles". Todo depende de la frase.

José García escribe: "Tengo curiosidad en saber por qué de los sustantivos Descartes y desnudo se derivan los adjetivos cartesiano y nudista prescindiendo de la sílaba des". En el caso de Descartes quizá se deba a que el des funciona como una partícula. Estaría más claro con Eugenio d’Ors, de donde orsiano, o Miguel de Cervantes, de donde cervantino. Desnudo procede de nudus, que en castellano culto dio nudo; luego es un cultismo aceptable decir nudismo, aunque también se puede decir desnudismo.

León Zeldís Mandel (Israel) se pregunta: "Si podemos tutear a Dios, ¿por qué no podríamos hacerlo entre los hombres sin que sea falta de respeto?". Entiendo que, en la tradición cristiana, el tuteo religioso (a Dios, a la Vírgen y a los Santos) es, paradójicamente, una señal de respeto. Si dijéramos "Padre nuestro que está usted en el Cielo", sonaría ridículo. Ahora bien, en la tradición civil española, el tuteo sirve para distinguir unas relaciones familiares, cercanas, entre iguales. Con el resto se impone el "usted". O se imponía, pues el tuteo avanza. El "usted" prácticamente se mantiene para personas de cierta edad que no se reconocen previamente. En esta seccioncilla mantenemos el "usted" para indicar respeto y un cierto distanciamiento, el que marca el formato escrito. Admite también un punto irónico y en ocasiones un sí es un no cariñoso. Cuando me encuentro personalmente con algún libertario, se impone el tuteo.

En Sociedad

    0
    comentarios