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EDITORIAL

El PSOE se pone a salvo

¿Qué cesiones ha hecho el Gobierno? ¿Hasta dónde alcanzan y a costa de quién se han tomado? Ahora más que nunca es necesario conocer los términos de la negociación y los acuerdos a los que está llegando Zapatero a espaldas de los españoles

Estamos atravesando la tregua más insólita de cuántas ha declarado la ETA en su larga historia de crímenes. Tenemos, en pleno "proceso de paz", dos cadáveres sobre la mesa, el aparcamiento de un aeropuerto intercontinental en ruinas, algaradas callejeras todos los fines de semana, asaltos a almacenes de armas y comandos como el Donosti totalmente operativos y listos para asesinar. En cualquier país normal esta trepidante actividad terrorista se consideraría una amenaza preocupante y se actuaría en consecuencia; en la España de Zapatero son síntomas inequívocos de que la ETA quiere la paz. Más contradictorio, tal vez, más surrealista, imposible.

Definitivamente, lo que el año pasado anunció la banda no fue una tregua-trampa sino una no-tregua con apariencia política de tregua, es decir, una intención de no hacer si los otros –el Gobierno– hace lo que se le dice. La sociedad, entretanto, lo denuncia masivamente en la calle pero las cuentas que los de Zapatero han echado son otras. La ETA está en tregua, efectivamente, pero sólo donde y con quien ha decidido estarlo. Así, por ejemplo, cualquier español medianamente informado sabe que la banda asesina no ejerce de tal en la Cataluña del tripartito, o que los cargos de ciertos partidos nacionalistas como el PNV se encuentran a salvo de las balas en la nuca de los gudaris vascongados reconvertidos, de la noche a la mañana, en hombres de paz.

Lo que hemos descubierto esta semana gracias a la confesión del etarra José Ángel Lerín, tras ser detenido por la Guardia Civil, es que los nuevos beneficiarios de la magnanimidad terrorista son los propios socialistas. ¿Por qué ellos sí y el resto no? ¿Cuál es la razón que llevó al jefe del comando Donosti a dar instrucciones para que se respetase la vida de los miembros del PSOE que fuesen partidarios de la negociación con la banda?

Todo parece indicar que la largueza que estos terroristas han tenido con el PSOE se debe a la negociación en marcha. Una negociación de la que no se sabe nada a excepción de los cuatro lugares comunes sobre la paz que los socialistas airean siempre que se les presenta la oportunidad. Y es algo más que una suposición porque, a fin de cuentas, nada ha cambiado oficialmente entre el PSOE y la ETA como para que ésta haya dejado de poner una diana sobre la cara de los cargos socialistas.

Si esto es así, y tiene toda la pinta de serlo, el Gobierno debe una explicación urgente a la ciudadanía. Porque no es de recibo que los instigadores de la rendición se hayan puesto a salvo mediante un acuerdo privado mientras el resto de españoles siguen con la espada de Damocles terrorista sobre su cabeza. Y esto es sólo un indicio de lo que puede estar pasando tras las bambalinas en la mesa de negociación. ¿Qué cesiones ha hecho el Gobierno? ¿Hasta dónde alcanzan y a costa de quién se han tomado? Ahora más que nunca es necesario conocer los términos de la negociación y los acuerdos a los que está llegando Zapatero a espaldas de los españoles.

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