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Larry Elder

Porque odian

Recuerdo que, a la edad de trece años, me puse mi ropa de entierro para irme a dormir, esperando que me fueran a matar. Cuando cumplí veinte, había enterrado a la mayor parte de mis amigos, asesinados por musulmanes.

Porque odian: una superviviente del terror islámico advierte a Estados Unidos es un libro firmado por Brigitte Gabriel. Esta es una versión editada de nuestra entrevista.

Larry Elder: Usted es de ascendencia libanesa cristiana. Cuando escuchó lo que dijo Rosie O'Donnell, que el extremismo cristiano es tan malo como el extremismo islámico, ¿cómo reaccionó?

Brigitte Gabriel: Bueno, no sé en qué país vive, pero yo no recuerdo cuándo fue la última vez que vi a un cristiano decapitar a alguien en televisión, o decapitar a alguien y anunciarlo en Internet. No recuerdo haber escuchado nunca a un cristiano predicar que los musulmanes son cerdos y monos porque están malditos por Jesús, tal y como hacen los musulmanes con respecto a nosotros. No recuerdo la última vez que un cristiano entró en un colegio, secuestró a los niños y empezó a dispararles por la espalda como hicieron los musulmanes en Beslán, en Rusia. [Rosie] debería estar dando gracias por vivir en Estados Unidos, porque si viviera en Irán y se pronunciase contra su país –o contra cualquier país árabe– sería decapitada o vería la mitad de su cuerpo enterrado en el suelo, para ser lapidada.

Elder: ¿Estudió Islam?

Gabriel: No, no lo estudié; lo viví. Crecí en Oriente Medio. Leo el Corán en árabe; no necesito traducción. Una cosa es vivir en un lugar, ser testigo de lo que sucede y proceder de una cultura y hablar sobre ella; y otra muy distinta licenciarse en Islam y vivir dos meses en Oriente Medio para poder escribir la tesis.

Elder: Usted se crió en el Líbano, tenía diez años y vivía en el sur del Líbano cuando militantes musulmanes entraron en tromba en su país y declararon la yihad contra los cristianos libaneses como usted.

Gabriel: Sí, mi 11 de Septiembre ocurrió en 1975 cuando era una niña de 10 años, preocupándome de mis propios asuntos en una pequeña ciudad del sur del Líbano. Yo era la hija única de un empresario y su esposa. Fui bendecida con una infancia maravillosa... me colmaron de amor y de todo aquello con lo que la vida les había bendecido. Sin embargo, nuestras vidas dieron un vuelco porque, en 1975, los musulmanes declararon la guerra santa a los cristianos del Líbano. Mi hogar se hizo pedazos a mi alrededor, enterrado en los escombros, herido mientras los autores materiales gritaban Alá ajbar. Mi único crimen fue ser una cristiana que vivía en una ciudad cristiana. A los diez años aprendí el significado de la palabra "infiel". Recibí un curso acelerado de supervivencia, no en los scout, sino en el refugio antiaéreo en el que viví durante siete años de mi vida con un frío sobrecogedor, oscuridad total, bebiendo agua estancada y comiendo hierba para sobrevivir. Recuerdo que, a la edad de trece años, me puse mi ropa de entierro para irme a dormir, esperando que me fueran a matar. Cuando cumplí veinte, había enterrado a la mayor parte de mis amigos, asesinados por musulmanes.

Elder: Usted califica su libro como un despertador de conciencias. Díganos lo que Occidente no comprende acerca de lo que yo llamo islamofascismo. Y a todo esto, ¿cree que "islamofascismo" es un término apropiado?

Gabriel: Sí, es un término apropiado. Luchamos contra el islamofascismo, libramos una guerra que es mucho peor que el nazismo y que nada contra lo que hayamos luchado antes porque ni siquiera los nazis animaban a sus hijos a atarse bombas a sus cuerpos para después celebrar sus muertes y las de sus víctimas. Los islamistas están animando a sus hijos a morir.

Elder: Hay 1.200 millones de musulmanes en el mundo. Analícelos por ideología.

Gabriel: No todos ellos son radicales. Estimamos que los radicales son entre el 15 y el 25%; eso se traduce en entre 180 y 300 millones de personas como Mohammad Atta, que están dispuestas a ponerse cinturones explosivos y llevar a cabo atentados suicidas. De acuerdo, son una minoría, del 15 al 25%, pero 300 millones de Mohammad Attas preparados para esparcir su sangre por Occidente... Bueno, el resto de ellos desprecia a Occidente, odian nuestra cultura, nos creen moralmente corruptos y piensan que estamos corrompiendo al mundo y que somos una influencia tan mala que es necesario pararnos a cualquier precio. Pueden no estar dispuestos a cometer atentados suicidas personalmente, pero se sentarán y animarán y apoyarán a los que sí que están dispuestos a matarnos.

Elder: ¿Estamos ganando?

Gabriel: No, estamos perdiendo.

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