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EDITORIAL

Navarra y el pacto por las libertades

Nadie ha salido a la palestra para recordar que "dejar a un lado a PP-UPN" era una de las exigencias de ETA y que un pacto entre los socialistas y los separatistas de Nafarroa Bai sería una nueva y clamorosa vulneración del pacto por las libertades

El último encuentro entre Zapatero y Rajoy ha envalentonado al Gobierno de tal modo que se hace más difícil sostener que los socialistas vayan a abortar en Navarra su alianza con los separatistas de Nafarroa Bai, tal y como apuntábamos que el PSOE podía hacer como medida de maquillaje –que no de rectificación de fondo– tras el comunicado de ruptura de la organización terrorista.

De hecho, el secretario de organización del PSOE, José Blanco, tras culpar a Rajoy, ya ha adelantado este lunes que el PSOE no llegará a ningún pacto con el partido de Miguel Sanz, y sólo queda por confirmar si los socialistas darán el paso activo de pactar con los separatistas de Nafarroa Bai, única forma de impedir que UPN gobierne. El propio Blanco se ha atrevido a preguntar desafiante a Rajoy si su apoyo a la política antiterrorista del Gobierno "depende de que el PP gobierne o no en Navarra".

Como la desfachatez de los socialistas es directamente proporcional a los complejos del PP, ni que decir tiene que Rajoy no ha salido a la palestra para recordar que UPN es, con gran diferencia el partido más votado en Navarra, que "dejar a un lado a PP-UPN y a la derecha fascista del Estado" era precisamente una de las exigencias que hizo públicas ETA y que un pacto entre los socialistas y los separatistas de Nafarroa Bai sería una nueva y clamorosa vulneración de la letra y el espíritu del Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo.

En lugar de ello, Ángel Acebes se ha limitado a señalar que "permitir la vuelta de Batasuna a los ayuntamientos o pactar con quienes quieren que Navarra deje de ser Navarra no es avanzar en la dirección adecuada". Está bien eso de decir que el Gobierno de Zapatero –que, por cierto, acaba de diseñar una nueva estratagema para asfixiar financieramente a la asociación más representativa de víctimas del terrorismo– no parece ir en "la dirección adecuada". Pero volviendo a lo de Navarra, no estaría de más hacer referencia también al pacto por las libertades, sobre todo a su preámbulo, así como dejarse de eufemismos sobre el separatismo y anexionismo vasco que quiere que "Navarra deje de ser Navarra" con el mismo ardor que todo nacionalista quiere que su comunidad autónoma deje de ser lo que es.

La misma oferta de UPN, el partido más votado, de apoyar para la presidencia del parlamento navarro al PSOE, la tercera fuerza en la comunidad foral, tendría sentido si es en el ámbito de un pacto constitucionalista frente a quienes, ahora como en los tiempos de Estella, persiguen los mismos objetivos anexionistas y secesionistas que ETA.

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