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Pablo Molina

Una nueva víctima de la conspiración machista

La echan de la Biblioteca por ser mujer. No por haber estado tocándose el incunable tres años seguidos, acusación que no se sostiene a la vista de los éxitos rutilantes de su gestión, entre los que destaca la organización de un concierto de hip-hop

Se nos muere Umbral y a la Directora de la Biblioteca Nacional le sacuden un puntapié administrativo en su provecto trasero. Las letras están de luto esta semana. La desaparición de Umbral es un hecho biológico hacia el que todos encaminamos de forma inexorable. Lo de Rosa Regás, en cambio, no es más que otro episodio de la tradicional opresión hacia las mujeres, sobre todo las que, como la Regás, están muy por encima de sus colegas masculinos en términos intelectuales

La echan de la Biblioteca por ser mujer. No por haber estado tocándose el incunable tres años seguidos, acusación que no se sostiene a la vista de los éxitos rutilantes de su gestión, entre los que ella misma destacó la organización de un concierto de hip-hop (¡la Virgen!) y el hecho de que a su primer ágape navideño acudieran setecientos progres gorrones en lugar de los doscientos habituales en años anteriores.

Pero no debe preocuparse la insigne escritora catalana, faro de la progresía española en su vertiente más radical. Una persona con sus conocimientos y su prestigio tiene ante sí un horizonte de posibilidades laborales de lo más variado. Permítasenos aportar alguna idea al respecto.

Cualquier cosa menos tomarse unas merecidas vacaciones después de estos tres años de actividad febril, en los que apenas ha tenido tiempo para insultar a la media España que no se resigna a progresar adecuadamente. El mundo está agonizando y sólo los intelectuales de izquierda pueden cambiarlo. Continúe en la brecha Doña Rosa. El futuro de la España plurinacional depende en gran parte de personas como usted.

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