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José María Moncasi de Alvear

Libertad para Ruiz-Mateos

Debe existir una mano que quiere aniquilar civilmente a un empresario que, después de habérsele quitado injustamente todo lo que creó, es capaz de levantarse y seguir andando. Pura envidia.

El pasado lunes 25, el empresario José María Ruiz-Mateos fue nuevamente víctima de una injusticia con la excusa de 21.600 euros (unos 3.700.000 de las antiguas pesetas). Y es que resulta que el jerezano, que ha creado otra vez desde Nueva Rumasa más de 9.000 puestos de trabajo directos y de 17.000 indirectos, sufre una vez más en sus propias carnes la injusticia.

En 1983 le fueron incautados todos sus bienes, empresariales y particulares, de la noche a la mañana y sin previo aviso. Les dejaron con lo puesto y con una enorme fe en el Altísimo que, aparte del apoyo familiar, le ha servido para salir adelante con mucho ánimo y sin ningún atisbo de odio ni de rencor hacia nadie. De las presuntas causas que motivaron la expropiación fue absuelto en vía penal según el fallo de la Audiencia Nacional.

Ahora se le condena con tres años de cárcel y una pena de 3’6 millones de pesetas por un presunto fraude contable en la quiebra de Mundo Joven, una agencia de viajes en el que el señor Ruiz-Mateos no ha participado nunca (ni directa ni indirectamente), ni mucho menos se ha lucrado. Es decir, que se le acusa de un delito que jamás pudo cometer. Llama verdaderamente la atención que se haya decretado su encarcelamiento cuando no existen perjudicados y cuando los demandantes se han adherido a la petición de suspensión de la condena, decretada en 2005 por la sección decimosexta de la Audiencia Provincial de Madrid.

El juez se ensaña con Ruiz-Mateos y le acusa –lo hizo público en un comunicado– de no respetar la ley ni la justicia. ¿Quién es él para señalar con su dedo, cuándo ni tan siquiera respeta y acata lo que dice la ley? ¿O es que hay que recordar a este juez que la ley dice que no debe de encarcelar a nadie que haya superado los 70 años de edad?

Luego, claro, los jueces se quejarán de no tener credibilidad ante la opinión pública. ¿Pero cómo van a tenerla si existe la ley, pero según para quién?  Me veo en la obligación de recordarle al señor Hidalgo, que así se llama este juez, que unos financieros conocidos como "Los Albertos" siguen en libertad y disfrutando de su placentero ritmo de vida después de haber sido condenados por unos delitos muy superiores en cuantía al de Ruiz-Mateos. ¿Así funciona la justicia en este país? ¿Es que resulta que la justicia no es igual para todos?

También hay que resaltar que el juez se negó en redondo a que un médico forense reconociese al señor Ruiz-Mateos antes de meterlo en prisión, como se pidió por motivo de su avanzada edad. ¿Cómo hubiese reaccionado el señor Hidalgo si esto se lo hubiesen hecho a su padre, con 76 años de edad y que además es inocente?

Ya sabrán que una sentencia del Tribunal Constitucional establece que cuando una persona –en este caso Ruiz–Mateos– ha pasado por la cárcel y, posteriormente, se le declara inocente, en la próxima condena debe ser compensado por ello y ser redimido antes de su ingreso en prisión. Y el cómputo que se le debe es de más de 700 días.

Lo que tengo cada día más claro es que detrás de todo esto, y sabiendo el momento en que se le condena y se hace pública esta noticia, debe existir una mano que quiere aniquilar civilmente a un empresario que, después de habérsele quitado injustamente todo lo que creó, es capaz de levantarse y seguir andando. Pura envidia.

Por otra parte, es de esperar que se mantenga la cierta intimidad de la que disfrutaba hasta ahora don José María y su familia, una privacidad que les ha costado mucho conquistar porque es un empresario muy reconocido y admirado en nuestro país. Pero aquí la responsabilidad es de los medios de comunicación, por lo que queremos pedir a la opinión pública y a la gente sensata que se les deje vivir en paz, armonía, libertad y haciendo empresa. Qué así es como se crea riqueza y se levanta un país.

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