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Ignacio Villa

Zapatero se queda sin paridad

En todo caso, esta remodelación del Gobierno deja claramente un mensaje por parte de Zapatero. Quiere terminar la legislatura. Un final agónico y dramático por más que intente ahora maquillar una gestión desastrosa.

La crisis de Gobierno que este viernes ha anunciado Rodríguez Zapatero tiene trampa. Estamos ante una remodelación de Gobierno que podemos calificar de segunda, puesto que afecta a carteras que no son parte del nucleo duro del Ejecutivo y además afecta a algunos ministros que ciertamente se han caracterizado por su ineptitud y por sus variadas polémicas.

De Jordi Sevilla podemos quedarnos con el calificativo de charnego para José Montilla; de Carmen Calvo con el pixit-dixit, con los papeles de Salamanca o con la Dama de Elche; de María Antonia Trujillo no nos olvidamos de los minipisos, de las zapatillas o de su despacho oficial de 400 metros cuadrados; de Elena Salgado –que cambia de Ministerio– nos quedamos con las polémicas del vino, de las hamburguesas o del tabaco. Unas pequeñas pinceladas que sirven de botón de muestra de una gestión desastrosa.

De los que llegan, hay que anotar el nombramiento de Bernat Soria como ministro de Sanidad. Un fiel defensor de las investigaciones con células madre embrionarias. y que tiene una clara traducción: carga ideológica en estado puro. Por lo demás, la llegada de Cesar Antonio Molina y de Carme Chacón al Gobierno son dos apuestas personales de Zapatero que a poco que hagan, desde luego, van a mejorar el lastre de unos ministros que desde el principio han trabajado siempre bajo mínimos.

En todo caso, esta remodelación del Gobierno deja claramente un mensaje por parte de Zapatero. Quiere terminar la legislatura. Un final agónico y dramático por más que intente ahora maquillar una gestión desastrosa. Además estos cambios en el Gobierno rompen una de las promesas bandera del Gobierno: la paridad. Zapatero se queda sin su paridad a ocho meses de las elecciones. Era uno de sus cartuchos preferidos. Su abandono es una señal clara de que tiene todos los frentes patas arriba.

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