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Luis Hernández Arroyo

Una opinión fundada sobre la guerra de Irak

En otras palabras, como dijo Churchill en su momento de mayor indefensión frente a Alemania: "Es falso que la guerra sólo haya traído desgracias a la humanidad: hay cosas que sólo se pueden solucionar mediante la guerra"

Se ha instalado entre nosotros el optimismo (en la izquierda) y el pesimismo (en la derecha) sobre la guerra de Irak. Llevados por un fatalismo tan característico entre nosotros, damos por hecho que se ha perdido, para regocijo de los antiamericanos y preocupación de unos pocos sensatos que aún hay. Pues si esa guerra se perdiera, no sería un duro golpe para Estados Unidos, sino sobre todo para los moderados de la zona y para Europa. Pero así somos.

En el Wall Street Journal del lunes 10 viene un artículo firmado por McCain y Lieberman, dos senadores que fueron, en su momento, candidatos a la Presidencia en las primarias de republicanos y demócratas, respectivamente. Es un texto de obligada lectura para los que quieren ver como funcionan las cosas por allí entre Gobierno y oposición cuando se trata de intereses nacionales. En él se defiende la política de Bush y sus logros en Irak, demostrando que la intensidad de los atentados terroristas ha disminuido radicalmente y que se han podido pacificar amplias zonas que antes estaban bajo el control de Al Qaeda y sus simpatizantes.

En otras palabras, como dijo Churchill en su momento de mayor indefensión frente a Alemania: "Es falso que la guerra sólo haya traído desgracias a la humanidad: hay cosas que sólo se pueden solucionar mediante la guerra" (excuso comentar la vigencia que pueda tener entre nosotros tal aserto). El aumento de recursos militares de EEUU ha sido una bendición para la población civil más indefensa, inerme ante la indiscriminación del terrorismo más despiadado jamás visto: el que es capaz, como se ha visto innumerables veces, hacer de un niño una bomba andante.

La guerra no es injustificable siempre, aunque ahora estemos instalados en ese absurdo; y si esta guerra es susceptible de discutirse, en este momento se trata de abandonar el fatalismo y ver objetivamente si el aumento de fuerzas en la zona ha tenido los resultados buscados. Europa, y no digamos España, han tenido una actitud frívola, cuando no suicida, respecto a este conflicto, que si se abandona a su suerte acabará con Irak bajo dominio de Al Qaeda e Irán. El otro día, el señor Moratinos no se mordía la lengua para pedir a la UE que se "presionara" a Irán para que abandonara la fabricación de su ingenio nuclear. Inconsistencia gigantesca y sublime de un Gobierno que fue el primero en retirar sus tropas de ayuda humanitaria y no ha cesado de criticar la presencia americana allá. Los países europeos, con el Reino Unido a la cabeza retirándose de Basora, han doblado la cerviz sin que apenas nadie les pidiera cuenta, lo que demuestra el estado moral de la supuesta "cuna" de la democracia. Versada en el ultrapacifismo, ultraecologismo, y ultraconsumismo, con nulo sentido del deber, habría que ver cómo reaccionaría Europa si en Estados Unidos se impusiera en el Congreso la línea de retirada a cualquier precio e Irán se hiciera con el control de la zona.

A todo esto, parece que queremos "desarmar" a los países musulmanes conflictivos fabricando biodiesel, un combustible que cuesta como un 80% más que el petróleo. Nada de estudiar el uso de un carbón abundante y barato, del que hay reservas para siglos, o las centrales nucleares; lo más inútil, dispendioso y contaminante que han encontrado será nuestra arma estratégica contra el islamismo. Subirán los impuestos para subvencionarlo y subirá enormemente el coste de la vida por la cantidad de superficie necesaria para producirlo, robada a usos alternativos... Nos encaminan hacia recortes de libertades fundamentales sin que rechistemos. Deben estar temblando los islamistas sentados en sus pozos de fuel.

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