Menú
Thomas Sowell

Expertos militares aficionados

Lo más cerca que he estado yo nunca de desplegar tropas fue cuando guié a una compañía de marines al comedor militar. Pero muchos que ni siquiera se han puesto jamás un uniforme están seguros de saber cómo deben ser redesplegados nuestros soldados.

A veces me da por pensar que debo de ser una de las pocas personas que quedan en Estados Unidos que no es un experto militar. Sin ir más lejos, políticos de todo género se han dedicado a hablar sobre las múltiples maneras en que debemos "redesplegar" nuestras tropas. Lo más cerca que he estado yo nunca de desplegar tropas fue cuando guié a una compañía de marines al comedor militar. Pero muchos que ni siquiera se han puesto jamás un uniforme están seguros de saber cómo deben ser redesplegadas nuestros soldados. Tal vez sea éste uno de los frutos de la "autoestima" que se promueve en nuestras escuelas en lugar de dedicarse a enseñar algo.

La mayor avalancha de pronunciamientos militares aficionados tuvo lugar justo antes de que el general David Petraeus prestase testimonio ante el Congreso sobre la situación en Irak. Muchos demócratas desecharon públicamente lo que iba a decir antes de que lo dijera y algunos dieron a entender que era un embustero antes de que tuviera la oportunidad de abrir la boca.

El verdadero problema es que muchos demócratas han apostado hasta la camisa a una derrota norteamericana en Irak. Debido a ello, si no se produce podrían encontrarse en verdaderos apuros en las elecciones de 2008.

Políticamente, están atrapados entre Irak y la pared. Sus bases de extrema izquierda les han estado presionando con furia para que suspendieran el apoyo financiero a la guerra de Irak, pero los congresistas demócratas no se atrevieron a enfurecer al resto del país haciéndoles caso.

Los líderes de los demócratas en el Congreso han intentado ya sabotear el esfuerzo bélico por diversas vías, mediante calendarios de retirada arbitrarios o financiando la guerra sólo durante períodos muy cortos, de modo que el presidente Bush se viera obligado a retirar soldados de Irak y pudiera ser entonces culpado de la derrota. Pero eso tampoco ha funcionado porque no hay suficientes demócratas en el Congreso que se atrevan a arriesgarse al suicidio político obstruyendo al Ejército de maneras demasiado obvias como para pasar desapercibidas a la opinión pública.

Políticamente, la segunda mejor opción para los demócratas es decir que la situación es desesperada. De modo que lo último que quieren escuchar son informes sobre los progresos en Irak. Pero estos no sólo provienen del general Petraeus, sino también de una pareja de académicos de la Brookings Institution que han estudiado la situación en Irak, y que son demócratas izquierdistas que habían trabajado en la campaña presidencial del senador Kerry en el 2004.

Progreso no equivale a victoria inevitable y mucho menos a victoria rápida. Tampoco es fácil de decir lo que significaría "victoria" en las inestables circunstancias de Irak.

Una de las declaraciones más perspicaces de todos los profundos comentarios del general Petraeus fue: "No vamos a cerrarnos ninguna salida a nuestros problemas en Irak". Hasta ahora, nadie en el Congreso, la Casa Blanca o el Ejército han defendido algo que no sea salir del país cuando sea el momento oportuno. Todas las discusiones, la retórica y el vocerío tienen como causa decidir cuándo es ese momento oportuno. Nadie piensa que las tropas norteamericanas deban quedarse en Irak hasta que el último terrorista sea abatido o expulsado del país. La cuestión es alcanzar el punto en el que los propios iraquíes puedan tratar con los terroristas y los demás problemas del país sin la presencia de efectivos norteamericanos.

Parece que ya se están moviendo en esa dirección. No es que nos hayamos ganado "los corazones y las mentes" del pueblo iraquí. Los terroristas extranjeros –a los que nuestros medios insisten aún en llamar "insurgentes"– se han puesto en contra tanto a sunitas como chiítas con sus bárbaros ataques contra civiles inocentes. Y es que no se puede ser un "insurgente" en país ajeno matando a sus habitantes.

Aquellos que advierten de que Irak podría ser "otro Vietnam" necesitarían recordar qué sucedió exactamente entonces. El gobierno survietnamita continuó defendiéndose contra la invasión militar del norte después de que las tropas norteamericanas se retiraran. Sólo cayeron cuando los políticos del Congreso les retiraron su apoyo suspendiendo la ayuda financiera, dado que sus enemigos sí seguían recibiendo dinero de otros países. De modo que sólo un sabotaje similar del Congreso en respuesta a la presión de sus militantes más izquierdistas podría hacer de Irak otro Vietnam.

En Internacional

    0
    comentarios