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Ricardo Medina Macías

¿Quién trabaja para quién?

Lo que nos debe interesar, para evaluar el progreso real de China en términos de bienestar para los chinos, es cuánto más pueden comprar ahora respecto de lo que podían comprar hace siete años.

Millones de chinos han estado trabajando muy duro para que millones de estadounidenses vivan mejor. Al fin y al cabo, ¿usted qué prefiere: comprar barato o vender barato?

Una y otra vez vemos el progreso de China al revés de lo que es la lógica elemental de la economía. Si el verdadero objetivo de la actividad económica es vivir mejor, no deberíamos decir que a los chinos les va muy bien porque cada día le venden más cosas a Estados Unidos, sino que les empieza a ir bien porque cada vez pueden comprarle un poco más a Estados Unidos y al mundo.

En 2003, China superó a México como proveedor de los consumidores estadounidenses y es muy probable que en breve supere también a Canadá y se convierta en el país líder en exportaciones a Estados Unidos. Un dudoso campeonato.

¿Por qué "dudoso campeonato"? Porque no compramos para vender, sino que vendemos para poder comprar, que es lo verdaderamente interesante, como suelen saber muy bien las mujeres. Lo que nos debe interesar, para evaluar el progreso real de China en términos de bienestar para los chinos, es cuánto más pueden comprar ahora respecto de lo que podían comprar hace siete años. Visto así, China no va por mal camino, pero le falta muchísimo por recorrer: En 2001, por cada dólar en mercancías que China exportó a Estados Unidos importó sólo 18 centavos de dólar de mercancías estadounidenses; en junio de 2007 la situación había mejorado un poco (para los chinos en términos de bienestar tangible: capacidad de compra y consumo) y por cada dólar que exportaron a los estadounidenses, les compraron ya 20 centavos en mercancías.

En los siete años que van de 2001 a 2007, los chinos han trabajado muy duro para que los consumidores estadounidenses y del resto del mundo –que son clientes de los chinos– puedan vivir mejor; a cambio, empiezan a mejorar su precario poder adquisitivo y ya pueden comprarle un poquito más de bienestar al mundo. Si China cada vez vendiera más pero cada vez comprara menos se estaría empobreciendo. Esto último es lo que sucede en Venezuela y le pasará en breve a la Argentina: un alto crecimiento del producto interior bruto (valor monetario de la producción total de bienes y servicio) pero que no significa un mayor poder de compra; por lo tanto, es una mejoría ficticia.

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