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Fundación Heritage

Milton Friedman, el padre de la libertad económica

El tema unificador de la vida y el trabajo de Friedman fue su fe en el poder del individuo, la prosperidad y la libertad.

Tim Kane y William W. Beach
 
La Fundación Heritage quiere dar su adiós a un destacado faro intelectual del siglo XX cuyas poderosas ideas siguen transformando nuestro mundo. Los escritos económicos, filosóficos y políticos de Milton Friedman inspiraron décadas de trabajo en nuestra fundación en áreas tan diversas como la reforma de la Seguridad Social, la competencia en la educación y la política fiscal. Nos sentimos especialmente en deuda por su papel defendiendo la libertad económica y ese esfuerzo sigue viviendo en el Índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage y del Wall Street Journal. La vida de Milton Friedman es prueba de que las ideas de una sola persona pueden ser determinantes en la historia y para bien.
 
Nacido en Nueva Jersey, de padres inmigrantes judeohúngaros, Friedman fue testigo del siglo más asesino de la humanidad. Los años de su vida – 1912 a 2006 – abarcaron claramente todos los actos más bárbaros de los que la humanidad ha sido capaz. No obstante, Friedman siguió siendo un optimista.
 
Friedman fue un optimista porque él creía en que una economía capitalista sin restricciones podía producir prosperidad que equilibraría y a menudo superaría todos los horrores del penúltimo experimento social. Durante su vida, el fascismo reemplazó a la plutocracia, el comunismo reemplazó al fascismo, el socialismo eclipsó al comunismo y el islamismo ascendió en el final. La ardiente defensa del colectivismo – la sumisión del individuo al estado – fue el rasgo más característico de la mayor parte del siglo XX y cada nueva forma que surgía era casi tan atroz como la anterior. Incluso hoy en día, el mundo no ha aprendido la lección. Los cantos de sirena de la autocracia – la forja juntos de una nación, una religión, una raza para aumentar su poder colectivo – relega a la sociedad a un nivel casi perpetuo de adolescencia. 
 
En sus escritos a principios de los años 60, Friedman describió con precisión el peligro del colectivismo. En 1962, publicó Capitalismo y Libertad, finalmente su libro más famoso, parcialmente como respuesta al creciente alcance del gobierno federal de Estados Unidos bajo las presidencias de Eisenhower y Kennedy. Aquí reproducimos cómo respondió a la retórica del discurso inaugural de Kennedy:
 
El hombre libre nunca preguntará lo que su país puede hacer por él ni tampoco lo que él pueda hacer por su país. Más bien preguntará “¿Qué es lo que yo y mis compatriotas podemos hacer a través del gobierno” para ayudarnos a descargar nuestras responsabilidades individuales para alcanzar nuestros objetivos varios y sobre todo, para proteger nuestra libertad? Y acompañará esta pregunta con otra: “¿Cómo podemos lograr que nuestro gobierno no se convierta en un Frankenstein que destruya la libertad misma que hemos establecido para protegernos?” La libertad es una planta rara y delicada. Nuestras mentes nos dicen, y la historia lo confirma, que la gran amenaza para la libertad es la concentración de poder.
 
El legado más grande de Friedman puede ser su demostración de que la buena política económica fortalece la democracia y, por tanto, la libertad. Por ejemplo, una política monetaria que crea presión inflacionaria y altos intereses puede llevar al colapso de la democracia al darse la lucha de facciones que buscan alivio gubernamental.
 
Friedman argumentó muy razonablemente que la política económica debería crear un nivel en el campo de juego. En el área de administración monetaria, la Reserva Federal debería intentar mantener un nivel de precios estable en vez de estar afinando la economía para lograr ciertos resultados de producción y empleo. 
 
El trabajo de Friedman ha sido herético y no solamente entre los economistas. En los años 50 y a principios de los 60, la Gran Depresión estaba demasiado cercana en el recuerdo y el miedo a que reapareciera era muy real. Franklin Delano Roosevelt era un héroe popular porque supuestamente se creía que su intervencionista New Deal había sacado a Estados Unidos del desesperanzador atasco económico creado por su predecesor, el liberal Herbert Hoover. La economía intervencionista – popularizada por el New Deal y formalizada por economistas como John Maynard Keynes – era lo único que valía, no había otra cosa. Y sin embargo, Friedman llevaba ventaja sobre sus opositores – siendo sus opositores los catedráticos universitarios, los medios de comunicación, ambas superpotencias y la mayor parte del resto del mundo – porque, a fin de cuentas, Friedman tenía razón.
 
La audaz predicción de Friedman sobre que la política económica se convertiría en la herramienta económica dominante de la era moderna demostró ser profética. Hoy son pocos, si hay, los funcionarios del gobierno que tengan mayor influencia económica que el Presidente de la Reserva Federal. El culto a Alan Greenspan que creció durante los últimos 20 años se debe más a Milton Friedman que – con los debidos respetos – a Alan Greenspan. Y la política económica moderna de Estados Unidos, a pesar de todas las predicciones de los años 50, está basada en una limitada interferencia gubernamental, el monetarismo y el libre mercado, o sea las ideas heréticas de entonces que sustentaba Friedman.
 
Difícilmente vemos a Estados Unidos solo en esto. Por todo el mundo, los países que han adoptado mercados libres han prosperado. Ahora hay un club fácilmente identificable de economías de mercado y un club no menos identificable de dinosaurios proteccionistas. Estados Unidos, Australia, Reino Unido e Irlanda comparten algo más que una herencia étnica común; comparten un modelo anglosajón de economía que crea prosperidad, exactamente como Friedman lo describió.
 
Cuando el gasto público y los impuestos aumentan, el crecimiento económico cae, tal y como el Reino Unido descubrió en los años 70. Hay una razón por la que Francia sufre un desempleo del 9% y por qué su crecimiento languidece al 2% anual. Y hay una razón por la que Hong Kong, Singapur, Chile y los Emiratos Árabes Unidos han prosperado, especialmente en relación con sus vecinos. Las teorías de libertad económica de Friedman han sido adoptadas en la práctica por virtualmente cada estado que aspira a ser una potencia económica. Algunos países han intentado restringir las consecuencias políticas de la liberalización económica permitiendo solamente la libertad económica. Pero como el Chile de Pinochet y la Unión Soviética de Gorbachov pueden atestiguar, eso es algo peligroso y a la larga insostenible – Friedman tenía razón en que la libertad económica es la base de todas las otras libertades.
 
El último gran trabajo de Friedman, Libre para elegir, desarrollado a partir de Capitalismo y Libertad, contiene sugerencias más concretas y menos debate filosófico. El libro se recibió con mucho entusiasmo, vendiendo 400.000 copias en su primer año de publicación. La serie de televisión que acompañaba al libro Libre para elegir, ha sido relanzada varias veces y sigue siendo popular hoy en día, 26 años después de su estreno.
 
El tema unificador de la vida y el trabajo de Friedman fue su fe en el poder del individuo, la prosperidad y la libertad. Él ha legado enormes dones tanto a la humanidad como a la profesión de la economía y pudo disfrutar de la rara experiencia de ser reconocido mundialmente estando en vida.
 
Al hacer que su poderosa perspicacia fuera accesible en un lenguaje claro, Friedman evitó que millones o miles de millones de personas sufrieran décadas de estatismo opresivo. Y aún así, sentimos que se lo han llevado demasiado pronto.
 

©2007 Traducido por Miryam Lindberg

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