Menú
Amando de Miguel

Arcaísmos: La pátina del idioma

Cuántas voces arábigas para designar el encauzamiento del agua: alcanduz, azud, albañal, atarjea, acequia, alcantarilla. Son tan sonoras como misteriosas.

Luis de Quintero me avisa de que lo de alcanduz es tanto como alcaduz, hoy diríamos cangilón o caño. Para mí bajante. Se agradece la precisión. Cuántas voces arábigas para designar el encauzamiento del agua: alcanduz, azud, albañal, atarjea, acequia, alcantarilla. Son tan sonoras como misteriosas. Miguel Ángel Sanz Badajoz (Madrid) me ilustra que alcanduz procede del griego Kados (= tonel, cántaro). Parece que hay una revista socialista con ese nombre tan sonoro de Alcaduz.

Álvaro Álvarez explica que en Navarra el alcanduz es también la cerbatana con la que juegan los niños a tirarse bolitas con un canuto. Supongo que cerbatana es también palabra árabe. José Antonio Martínez Pons me informa de que en Mallorca se llama caduf al cangilón de la noria, pero también fer cadufos o cadufar es cocear. La imagen es excelente, pues los cangilones son poco airosos y muy monótonos.

Alejandro del Villar documenta el caso de Guatemala donde, en las casas coloniales, se coloca una cadena desde el alcanduz hasta el suelo, "De esta manera, el agua se desliza por la cadena evitando salpicaduras. Curioso sistema, pero doy fe que funciona hasta con la intensa lluvia tropical". Me complazco en señalar que en mi casa también hay una cadena que lleva el agua desde la bajante o alcanduz de un terrado hasta el suelo. Así se hacía en los castillos y otras fábricas de antaño, cuando las tuberías y canalones eran demasiado costosos.

Claudio Verdú discrepa de mi calificación de arcaísmo que doy a alcanduz o arcaduz. Para don Claudio son términos actuales, como el de alcaucil (alcachofa silvestre) que en la tierra murciana se llama alcancil o arcancil, entre otras variaciones, Me suena que en Andalucía hay una sociedad gastronómica que se llama "El alcaucil". Seguimos con la sonoridad de las voces árabes.

Ana Lorente Marín asegura que su suegro, que es de Burgos, utiliza tribilorio para referirse a "cualquier trasto estrafalario". Por ejemplo, ¡menudo tribilorio tienes ahí montado! Me recuerda a un coloquialismo reciente: "¡Menudo pifostio se ha armado!". Puede que sean voces puramente expresivas sin ninguna etimología.

Fernando me asegura que ha oído la expresión "está adolesciendo" para referirse al comportamiento "propio de adolescentes granujientos, insoportables y pesadísimos". Yo prefiero interpretar que esos que "adolescen" es que sufren. Solo que habrá que hacer todo lo posible para que salgan de ese estado transitorio que solo se justifica cuando no han llegado a la veintena, El problema para algunos adultos es que pasan "adolesciendo" toda su vida.

Cándido Montero se maravilla de la riqueza del lenguaje de Galdós para clasificar tipos humanos, por ejemplo, para designar a los jóvenes presumidos: hortera, petimetre, lechuguino, pollo. Se lamenta don Cándido de que esa riqueza léxica se haya perdido en el habla actual, Discrepo un poco. Cierto es que las palabras citadas son muy expresivas, aunque, lo de hortera como despectivo no se incorpora en el habla hasta bien entrado en siglo XX. Pero el habla es cosa viva. Algunas palabras se hacen viejas y otras se incorporan al habla popular, Recordemos las formas actuales con las que un joven se dirige a otro: colega, colegui, tío, tronco, macho, entre otras. Las voces despectivas despliegan un abanico aún más amplio, Galdós podía decir bobo o panolis, pero actualmente oímos atontao, subnormal, berzotas, besugo, cabeza hueca, lelo, pardillo, pasmao, percebe, tarugo, tonto del culo (y de mil cosas más), capullo, pringao y muchas más. No seré yo quien reniegue de Galdós (mi primer libro fue precisamente una antología del insigne escritor canario), pero el habla coloquial de los españoles es hoy mucho más rica que la de hace un siglo.

En Sociedad

    0
    comentarios