Ha sido sintomática la semana que hemos vivido: en cuanto se han hecho públicos los nombres de quienes encabezarán las listas electorales del Partido Popular, ha salido la caterva mediática del PSOE y toda su estructura para ponerlos a caer de un burro con el consabido discurso de que el PP se ha radicalizado y han ganado los representantes del sector más duro.
Y no lo han hecho sólo a raíz de la no inclusión de Gallardón en las listas, sino en toda España. Resulta muy elocuente ver cómo los chicos de don Jesús del Gran Poder, como le llamara otrora un gran García, han saltado como fieras cuando se conoció decisión de del descarte de este sujeto vacío, inane (si se nos permite la expresión). Les ha dolido el golpe, les han flojeado las rodillas.
Les ha pasado como si, en plena faena, un torero se queda con el lance hecho y el toro se cae o se raja; es decir, que han hecho el ridículo. Porque llamar ultraderechista, o como diría José Blanco de "derecha extrema", a Manuel Pizarro, Esteban González, Luisa Fernanda Rudí, Juan Costa o Teófila Martínez es sencillamente patético.
Ahora bien, lo anterior nos ha destapado dos realidades, a saber, la primera que cuando el PP se les acerca en las encuestas, el talante se lo pasan por el arco de triunfo; la segunda, que indudablemente están muy nerviosos. Ambas circunstancias deben ser aprovechadas por el Partido Popular.
La situación va a ir empeorando a medida que avance la campaña electoral y en esta ocasión los debates televisivos van a resultar más trascendentes que en ninguna otra contienda electoral precedente. Para partir de una posición de ventaja en los mismos, y aprovechar los errores provocados por el nerviosismo de los socialistas, los candidatos del PP deben incrementar su contundencia, su acidez, aguzar el ingenio, pero evitar caer en la guerra de descalificaciones a la que les están invitando desde el PSOE.
También van a resultar determinantes las noticias que vayan apareciendo en la prensa salmón, los datos que va a ir confirmando el deterioro de nuestra economía, tras cuatro años de inactividad e incremento incontrolado del gasto público. Si a esto sumamos que un millón de accionistas de Endesa ya conocen las habilidades de Pizarro para salir airoso de situaciones procelosas... para el Partido Popular no pintan bastos como parecía hace apenas unos meses.
Señores de PRISA, Público, la Sexta, Telecinco, La Vanguardia y demás, ustedes hasta el nueve de marzo a hablar del tiempo.
