Menú
Amando de Miguel

A vueltas con el habla popular

Carlos Sirgo Rojas me comunica un dicho asturiano: "al plato vendrás, arbeyo". Se dice "cuando dos personas no están de acuerdo en una cuestión y una de ellas quiere manifestarle a la otra que al final esa otra tendrá que darle la razón".

José Mª Navia-Osorio comenta que garabato, en Asturias, es el tipo de dibujos sin sentido que hacen los niños. También se llama así al rastrillo de madera para mover la hierba segada (esmarayar). Al gancho de madera que se utiliza para acercar las ramas y coger la fruta se le llama gabito. A los guisantes los llaman en Asturias arbejos o arbeyus. Según dice don José Mª, los guisantes más famosos en Asturias son los de Llanos de Somerón. De ese pueblo se dice: "Llanos de Somerón/ en cada casa un ladrón/ menos en casa del alcalde/ que son del fiu (= hijo)y del padre". Supongo que esa misma broma se aplica a otros muchos pueblos españoles. No debe tomarse en mala parte.

Carlos Sirgo Rojas me comunica un dicho asturiano: "al plato vendrás, arbeyo". Se dice "cuando dos personas no están de acuerdo en una cuestión y una de ellas quiere manifestarle a la otra que al final esa otra tendrá que darle la razón".

Juan J. Carballal me advierte que el DRAE reconoce arvejo (guisante), pero no arbejo. Se deriva del latín ervilia. Es una precisión muy ilustrada, pero lo de arbejo circula en muchos lugares.

F. Javier Arias Manzano especifica que "en la comarca cacereño-toledana del Campo Arañuelo, el garabato designaba el gancho con el que se colgaba de la pared o de cualquier otro sitio el candil de aceite". Por otro lado, al llegar los fríos, las manos se quedaban engarabatás (= en forma de garabato), ateridas. "Por cierto, allí también se designa al pescado como pesca". En cambio el pescado es el bacalao seco.

Gabriel Ter-Sakarian especifica el habla del hortera: "persona que pretende pasar por refinada, elegante y culta, habiéndose saltado todas las etapas del proceso de adquisición de esas cualidades, limitándose a copiar por aquí y por allí, sin discernimiento". Para don Gabriel, un hortera confunde el "sandoval" con el "samovar", las "reminiscencias" con las "reticencias". El hortera es el que "tomó a Alfonso Guerra como modelo y se compró todas las sinfonías de Mahler". El retrato está muy bien traído, pero creo que se podría sacar más jugo a la figura del hortera. No se olvide su origen. Hortera era el dependiente de comercio, sobre todo de tejidos y especialmente en Madrid. Como tenía que relacionarse con señoras bien, ese hortera primigenio tuvo que adornarse con zalemas y refinamientos del lenguaje. Naturalmente, esa elegancia resultaba un tanto afectada y artificial. La señora empingorotada acababa advirtiendo la vulgaridad del amanerado dependiente. El hortera actual está lejos del rol de dependiente de comercio. Es simplemente una persona de mal gusto en el hablar, el vestir y el comportarse. Es de mal gusto pero con pretensiones de pasar por refinado.

Manuel L. Delgado me dice que no entiende muy bien ese término de casolano que yo empleo para hablar de los nacionalistas. Efectivamente, no viene en el DRAE, pero es un catalanismo muy necesario. Es un derivado de "casa", en el sentido que decimos en español "andar por casa". Una persona "casolana" es la que se siente pegada al terruño, a lo doméstico. Puede tener un sentido positivo, el del afecto por las cosas propias y cercanas. En alemán dirían gemütlich, quiero entender. Sorprendentemente en inglés la voz homely (= casero, íntimo, casolano, hogareño) significa también "feo, repulsivo, descuidado". No se me alcanza cómo pueda haberse derivado un sentido tan despreciativo. Recuerdo que, en español, el adjetivo "casero" normalmente es admirativo ("chorizo casero", "guiso casero"), pero puede resultar afrentoso: "árbitro casero", esto es, el que manifiestamente castiga al equipo visitante. Casolano puede arrastrar una parecida ambivalencia. Puede ser algo admirable, el sentir apego a lo propio y cercano, pero puede ser algo criticable si resulta en desinterés por el mundo más amplio.

Un libertario de Almería me plantea la duda de si se puede decir torba en lugar de turba para indicar una muchedumbre desordenada. Creo que no, pero tampoco se me haga mucho caso. Espero alguna opinión mejor fundada.

Javier Hernández (Sevilla) discrepa de mi apreciación sobre la pobreza de abstractos que tiene la escala cromática. Asegura don Javier que tenemos "una gama infinita de colores" y cita "mostaza, pistacho, rosa, cereza, teja, caoba, verde botella" entro otros. Pero insisto en que la pobreza está en que esas etiquetas se refieren a "cosas que tienen uno u otro color" sin que aparezcan mucho los colores abstractos. Se trata, pues, de metáforas. En cambio, la escala de las notas musicales (do, re, mi...) sí contiene ideas abstractas. Los gustos muestran cierta capacidad de abstracción (amargo, dulce, agrio, picante), aunque "salado" sea también una metáfora. Pero los sabores concretos recurren a la comparación: "sabe a mar", "sabe a fresa". Lo mismos ocurre con los olores o con las sensaciones táctiles. "Culito de terciopelo" dice la madre al infante.

En Sociedad

    0
    comentarios