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Isabel Durán

Las lentejas de Zejas

En los 285 folios del informe aportado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de Estado se revela hasta qué punto el Gobierno ha ocultado pruebas a la Justicia para que no actuara en tiempo y forma contra las máscaras políticas de ETA.

Las demandas de ilegalización de los partidos de ETA por parte de la Fiscalía General del Estado y de la Abogacía del Estado constituyen auténticas actas de acusación contra los terroristas, pero también contra José Luís Rodríguez Zapatero. El jefe del Ejecutivo, al aportar las pruebas contra ANV y el PCTV, ha facilitado sin saberlo multitud de pruebas contra sí mismo y quizás, además de en las urnas, algún día deba pagar judicialmente por ello.

En los 285 folios del informe aportado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de Estado se revela hasta qué punto el Gobierno ha ocultado pruebas a la Justicia para que no actuara en tiempo y forma contra las máscaras políticas de ETA, empezando por la primera de ellas, que se llevó el gato al agua con nueve escaños en el Parlamento vasco bajo las siglas del PCTV. Porque esta formación terrorista es, desde entonces, el partido bisagra en la Cámara de Vitoria y hasta el mismísimo lehendakari le debe el cargo no a las nekanes, sino a los pistoleros, con el beneplácito de Zapatero, Rubalcaba, Conde Pumpido y Garzón, por señalar algunos de la pomada de la paz etarra.

Y es que, según consta en los documentos ahora en poder del Tribunal Supremo y de la Audiencia Nacional, durante el debate de investidura de Juan José Ibarretxe la policía grabó los mensajes de móviles enviados al partido de las nekanes por los terroristas de Batasuna en los que les daban instrucciones sobre la posición que debían ir tomando en la Cámara vasca. Los etarras ordenaron a su apéndice parlamentario que prestara dos de sus escaños a Ibarretxe para que pudiera formar Gobierno. Es decir, el actual presunto presidente de todos los vascos lo es gracias a los votos prestados por la ETA y ordenados por la organización a través de SMS.

Zapatero lo sabía, tenía las pruebas y las ha ocultado hasta ahora. ¿A santo de qué? Baste un solo un ejemplo: sin el concurso de los nacionalistas vascos, La Moncloa no hubiera sacado adelante la ley más importante del año, los presupuestos generales del Estado. El PNV le debe el puesto a la ETA y el presidente del Gobierno se lo debe, fundamentalmente, a la formación política de Sabino Arana.

Al final la VIII Legislatura ha sido la de las lentejas de Zejas, cocinadas y repartidas entre la ETA y los nacionalistas y si no, que se lean los informes policiales que ahora ven la luz. En resumen, con las lentejas de Zejas los de las pistolas se han puesto las botas. Esperemos que tan brutal atracón acabe con todos en prisión, cocineros y frailes incluidos.

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