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Fundación Heritage

Un incremento del éxito en Irak

Hace falta que Estados Unidos involucre y anime a los musulmanes para que resuelvan sus diferencias de forma pacífica dentro de su fe. Eso es lo que estamos viendo hoy en Irak

Edwin J. Feulner

¿Estamos teniendo éxito en Irak? Basta con mirar la portada de su periódico. Lo que antes era un constante aluvión de malas noticias ahora se ha convertido en un goteo.

El éxito de nuestro ejército en el terreno también está cambiando las expectativas de la opinión pública. Una encuesta reciente del Centro Pew de Investigación del Público y la Prensa se encontró con que la mayoría de estadounidenses (el 53%) ahora piensa que "Estados Unidos finalmente tendrá éxito alcanzando sus objetivos" en Irak. Ha subido desde el 42% que pensaba lo mismo en el otoño de 2007.

¿A qué se debe esa mejora? Podemos agradecérselo al aumento de tropas.

Hace poco más de un año, el presidente Bush anunció que enviaría más tropas norteamericanas a Irak. Se fueron desplegando durante varios meses y el proceso finalizó en junio. Fue una decisión audaz. Su partido sufrió una humillante derrota en las elecciones de mitad de mandato y el Grupo de Estudio sobre Irak había recomendado una retirada de las tropas. Además, los sondeos de opinión mostraban que la opinión pública se había desilusionado de la guerra.

Pese a todo, llegaron a Irak más tropas norteamericanas bajo las órdenes de un nuevo comandante, el general David Petraeus, con una nueva estrategia de contrainsurgencia que ponía el énfasis en la protección de la población civil iraquí y en dispersar a las tropas estadounidenses de forma más amplia para crear así zonas de seguridad. Los resultados han sido impresionantes.

En diciembre de 2006 se habían cometido 1.600 matanzas sectarias en Irak. Seis meses después, esa cifra se había recortado a más de la mitad. Antes del aumento de tropas, la provincia de Ánbar estaba bajo el control de al-Qaeda. "No nos han derrotado militarmente sino políticamente – y es así como las guerras se ganan y se pierden", decía un oficial del Ejército allá por el otoño de 2006. Esa situación también dio un vuelco en pocos meses. "Creo que en esa área ya hemos pasado el punto crítico", decía el general de la marina James Conway a un grupo de periodistas que estaban visitando Ánbar en abril de 2007, apenas tres meses después del aumento de tropas.

Las cosas cambiaron rápido porque el aumento de tropas hizo decidirse a muchos sunníes en Irak por dejar de luchar contra el Gobierno iraquí y a unirse a nuestra lucha contra al-Qaeda.

Ahora, al-Qaeda en Irak ha sido diezmada como fuerza combatiente. El Ministerio del Interior iraquí anunció a finales del año pasado que tres cuartas partes de la red terrorista habían sido destruidas. Pero todo este progreso es, hasta el momento, frágil.

"Sí vi ansiedad entre muchos funcionarios iraquíes sobre el asunto de una retirada precipitada de las tropas estadounidenses en Irak", informó el congresista republicano por Indiana Mike Pence después de un reciente viaje a Irak. "Los iraquíes de a pie ven en sus calles la importancia vital y crítica de una presencia estadounidense duradera, por lo menos a corto plazo. Y la gente entiende al soldado norteamericano; eso combinado con la cooperación de los árabes sunníes y chiítas en este país es el camino hacia la estabilidad y a un Irak libre y democrático. "

Este apoyo es crítico porque Estados Unidos simplemente no puede lavarse las manos en el asunto de Oriente Próximo, no importa cuánto nos pudiera gustar hacerlo. Como aprendimos el 11-S, los océanos ya no nos protegen contra las patologías de un puñado de extremistas religiosos.

Hace falta que Estados Unidos involucre y anime a los musulmanes para que resuelvan sus diferencias de forma pacífica dentro de su fe. Eso es lo que estamos viendo hoy en Irak, donde los musulmanes sunníes están trabajando cada vez más con los musulmanes chiítas para poner fin a la violencia. Ésta es la mejor manera de avanzar.

Hace cinco años este mes que Estados Unidos lideró una coalición en Irak para derrocar, por fin, a Sadam Hussein y defender el derecho internacional del que éste se había burlado por décadas. En los años siguientes desde aquel entonces hemos tenido éxitos y hemos sufrido reveses. Como cabía esperar, los sondeos de opinión han oscilado hacia arriba y hacia abajo durante el curso de la guerra. Pero lo importante es que el aumento de tropas está funcionando.

El poeta romano Persio escribió una vez que "Vence quien resiste". Eso también es cierto en Irak. Si continuamos con la tarea de ayudar a pacificar esa nación y unir a los musulmanes para batallar contra al-Qaeda y otros grupos terroristas, podemos lograr hacer del mundo un lugar más seguro. Un objetivo que vale la pena, aún cuando las noticias al respecto no lleguen a la portada de los diarios.

©2008 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg 

Edwin J. Feulner es el presidente de la Fundación Heritage.

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