Menú
Amando de Miguel

Enseñar al que no sabe

La enseñanza seguirá siendo un desastre porque las opciones políticas que prevalecen son otras: la lucha contra el cambio climático y la alianza de las civilizaciones. Nadie sabe lo que son esas cosas, pero cuestan mucho dinero al contribuyente.

Jaume Canals propone que, ante el desbarajuste de la enseñanza, se llegue a un consenso en el Parlamento para "unificar la enseñanza pública, [con] criterios comunes y fijación de mínimos conocimientos". Desengáñese don Jaime, con la representación política actual y con la enseñanza transferida a las regiones, no va a haber consenso que valga. La enseñanza seguirá siendo un desastre porque las opciones políticas que prevalecen son otras: la lucha contra el cambio climático y la alianza de las civilizaciones. Nadie sabe lo que son esas cosas, pero cuestan mucho dinero al contribuyente. Son buenos estímulos para hacer sonoros discursos, para organizar amenas reuniones internacionales.

Iñigo Prado (alumno de 2º de Bachillerato, del colegio de los Marianistas de San Sebastián) me informa que hasta 4º de la Eso el colegio daba todas las clases en vasco. Añade el dato de que "para los que acudimos a este colegio la inmensa mayoría, por no decir la totalidad, el vasco no es nuestra lengua materna, ni la utilizamos en la vida cotidiana". Además, la enseñanza de la Geografía y la Historia se concentra en Euskal Herria (las siete provincias) diferenciándola de España. Recibo con suma preocupación esa historia, más que nada porque el colegio al que se refiere don Iñigo es el mismo al que yo asistí de niño y adolescente. La enseñanza que recibí fue de altísima calidad. No solo había que estudiar la Geografía o la Historia de España sino la de América. Aquí en San Antonio hay una excelente Universidad de los Marianistas (Saint Mary). Prefiero que los "levitas" (así llamábamos cariñosamente a los profesores) de Saint Mary no sepan de las aberraciones pedagógicas del Colegio Católico de Santa María de San Sebastián. ¿O habrá cambiado también de nombre?

Pablo López Torrellas me envía el cuestionario que un profesor de instituto (Móstoles, Madrid) ha entregado a sus alumnos, chavales de 14 años. Es un buen anticipo de lo que nos espera con la malhadada Educación para la Ciudadanía:

  1. ¿Qué piensas que causó tu heterosexualidad?
  2. ¿Cuándo y cómo decidiste que eras heterosexual?
  3. ¿Es posible que la heterosexualidad sea sólo una fase que puedas superar?
  4. ¿Es posible que tu heterosexualidad se derive de un miedo neurótico a las personas de tu mismo sexo?
  5. Si nunca tuviste relaciones con una persona de tu mismo sexo, ¿no podría ser que lo que necesitas es un buen amante de tu mismo sexo?
  6. ¿A quién has confesado tus tendencias heterosexuales?
  7. ¿Por qué los heterosexuales se sienten obligados a llevar a los demás a su estilo de vida?
  8. ¿Por qué insistes en ostentar tu heterosexualidad? ¿Por qué no puedes ser simplemente quién eres y mantenerte tranquilo?
  9. ¿Por qué ponen tanto énfasis en el sexo los heterosexuales?
  10. Parece haber muy pocos heterosexuales felices. Se han desarrollado técnicas que podrían ayudarte a cambiar. ¿Has considerado la posibilidad de realizar una terapia de aversión?
  11. Considerando la amenaza que suponen el hambre y la superpoblación, ¿podría sobrevivir la raza humana si todos fueran heterosexuales como tú?
  12. A pesar de la aprobación social del matrimonio, la tasa de divorcio es todavía del 50%. ¿Por qué hay tan pocas relaciones estables entre los heterosexuales?

El documento es muy ilustrativo para indicar que el lenguaje puede ser también un instrumento de confusión, de manipulación (o mejor de pediculación), de perversión de las conciencias. En menor grado de condena, el cuestionario transcrito revela asimismo la vileza que significa retorcer los instrumentos de medición sociológica.

El famoso "cuestionario de Móstoles" –difundido en diversos medios– ha provocado adradas reacciones por parte de los críticos más sensatos. Comenta, por ejemplo, Agustín Fuentes: "A su autor no sabría decirle si debería estar en el psiquiátrico o en la cárcel –quizá a buen recaudo en un lugar que reuniera ambas condiciones– pero, desde luego, donde no debe estar es en el mundo de la docencia". Es evidente que la docencia es lo contrario de la indecencia. No creo que el profesor del infausto cuestionario deba ser encerrado, pero sí convendría saber su nombre, su inclinación política y sexual. ¿Alguien podría averiguar todo eso?

En Sociedad

    0
    comentarios