Menú
EDITORIAL

El sensible Ibarretxe

Parece que la mejor manera de ser recibido por el actual inquilino de La Moncloa es proponer un plan para la independencia.

Producen un cierto alipori las patéticas excusas puestas por Ibarretxe para no contestar a la justa exigencia de María San Gil: que reprobara a sus socios de gobierno por no apoyar las "mociones éticas" con las que PNV y PSOE han decidido sustituir las mociones de censura contra los alcaldes de ANV. Ya sólo su protesta de que las palabras de San Gil "ensuciaban la cámara", cuando el parlamento vasco cuenta  con una nutrida presencia de parlamentarios del PCTV –un hecho que para Ibarretxe deben ser de lo más pulcro, visto que nunca ha protestado por ello con tanta energía–, debería hacer pensar que hablar de cualquier cosa con un personaje con una visión del mundo tan alterada no es más que una pérdida de tiempo, en el mejor de los casos.

Al fin y al cabo, estamos hablando de la misma persona que ha propuesto un referéndum independentista cuya convocatoria violaría la misma ley que le permite ocupar su poltrona. Este gobernante tan responsable es quien será recibido por Zapatero por novena vez desde que es presidente, un récord difícilmente igualable. La única conclusión a la que cabe llegar es que la mejor manera de ser recibido por el actual inquilino de La Moncloa es proponer un plan para la independencia. Sin embargo, precisamente la falta de respeto de Ibarretxe a las instituciones y a la legalidad debería impedir por pura higiene democrática una nueva reunión con el presidente del Gobierno.

No obstante, hay que reconocer que parece natural que reciba a un dirigente nacionalista el mismo presidente que no ha tenido reparos en negociar con otros dirigentes nacionalistas cuya principal característica es el uso de la violencia terrorista para imponer su voluntad. La propuesta de ibarretxe, de hecho, será la misma que ya manejaron a espaldas de la opinión pública tanto nacionalistas como socialistas en las negociaciones políticas con los representantes de la banda terrorista. De la Vega ha prometido que el nuevo Zapatero, ese que ya no va a negociar con la ETA, rechazará también las pretensiones de Ibarretxe. ¿Para qué se reúnen, entonces?

Se suponía que esta legislatura sería la del consenso y los pactos de Estado y todas esas cosas que tanto gustan a la izquierda cuando sirven para amordazar a la derecha de palabra y obra. Pero resulta que Zapatero, por poner un ejemplo entre tantos otros, decide mantener a toda la cúpula judicial, la más sectaria de la historia de la democracia, y ahora considera que lo esencial es reunirse con Ibarretxe, no con el político con el que se supone debe pactar.

Mientras, Rajoy "empieza" a ver indicios de que el Gobierno "podría" volver a las andadas. Debe estar temblando Moncloa ante la feroz oposición del gallego. Debería repasar don Mariano la intervención en el parlamento vasco de María San Gil y observar cómo se pone nervioso a un liberticida: cantando las verdades del barquero y desmontándole su palabrería sobre "democracia" y "derechos" a lo que es en realidad: una fachada construida para esconder el despotismo y la restricción de libertades.

En España

    0
    comentarios