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Isabel Durán

Península bananera

Sin necesidad de adentrarnos en la complicada madeja del veterano Manuel Chaves, abundan los ejemplos de las hazañas de la vanguardia bananera española.

La máxima autoridad del país a la hora de dictaminar sobre la constitucionalidad de leyes y decisiones de los juzgados recomienda a una parte litigante: "Siempre podrá provocar usted, su abogado lo sabe, alguna nueva actuación judicial que le permita llegar al TC en amparo." Y concluye diciendo: "Cuando recurra llámeme." Al ser descubierta, María Emilia Casas –la abroncada públicamente por la vicepresidenta del Gobierno– ni tan siquiera se arrepiente públicamente.

Cuando sucede algo así, la nación en cuestión es ya irremediablemente un país bananero en estado puro, tanto en las formas como en el fondo. Pero si además quien filtra la puntilla de la escandalosa información es el periódico gubernamental, al uso y manera de la operación acoso y derribo montada contra José Borrell, con el objetivo de terminar de colocar a los peones del nuevo régimen en las más altas instituciones judiciales, la cosa está cantada.

Una futura (cada vez queda menos) república bananera cuya horma democrática y constitucional se ha ensanchado tanto que el poder campa a sus anchas, dentro y fuera de la ley. Se persigue y despersigue a terroristas según "la jugada lo aconseje" y se utiliza a la Fiscalía como perro de presa contra la oposición, mientras duermen en el sueño de los justos los sumarios sobre corrupciones a granel de reyezuelos locales y autonómicos. Sin necesidad de adentrarnos en la complicada madeja del veterano Manuel Chaves, abundan los ejemplos de las hazañas de la vanguardia bananera española.

Tenemos recalificaciones urbanísticas por el módico precio del 15 por ciento de peaje para que presuntamente se embolsen 57 millones de euros personajes próximos a UM, principal socio del partido de Zapatero en las Islas Baleares; informes sobre el murciélago nana, el parchís o la seguridad en China a cargo de la Generalitat de Cataluña por la nadería de 32 millones de euros sólo en 2007; viajes institucionales como el realizado a Cuba con la troupe de Nunca Mais y asociados a la Xunta de Galicia por sólo2 millones de euros, una verdadera ganga, o galas para los artistas de Zeta con cargo al 0,7 del Ayuntamiento de Toledo como los 57.813 euros embolsados por Ana Belén a costa del dinero presupuestado para el Tercer Mundo.

Claro que si el máximo responsable político de la todavía nación dice ahora que no se hacen centrales nucleares porque no hay agua cuando España es una península, mucho me temo que dentro de poco el adjetivo de bananera se va a quedar corto.

En España

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