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Martín Higueras

De rozar la tragedia a encontrar la gloria

El polaco ha logrado estrenar su casillero de victorias donde hace sólo un año sufrió un escalofriante accidente del que felizmente salió prácticamente ileso.

El destino ha querido que fuera Robert Kubica el gran ganador del día. Si Hamilton se equivocó en el circuito donde ganó su primer Gran Premio, el polaco ha logrado estrenar su casillero de victorias donde hace sólo un año sufrió un escalofriante accidente del que felizmente salió prácticamente ileso. No hay duda de que es el premio al valor, a la gran valentía y sobre todo a la gran agresividad (positiva) que ha demostrado en las últimas carreras.

Si algo nos ha dejado claro este Gran Premio de Canadá es que la Fórmula 1 puede ser emocionante y que cualquier cosa puede ocurrir, desterrando ese pensamiento, lamentablemente generalizado en algunos sectores, de que este deporte es aburrido. Es evidente que eso no es verdad y este domingo se ha demostrado una vez más al verse casi de todo. Desde las normas poco comprensibles de la FIA hasta duelos emocionantes.

El gran perdedor ha sido Hamilton, justo en un circuito donde la temporada pasada encontró la gloria al lograr su primer victoria en la categoría reina. En las primeras vueltas ha demostrado que puede ser muy rápido, tal vez mucho más de lo que algunos imaginan. Antes del abandono de Sutil que provocó la salida del safety car y el posterior caos, el británico había dominado el trazado de la isla de Notre-Dame. Pero después es obvio que se equivocó y fue el culpable del incidente que lo dejó fuera de carrera. Pero es verdad que tuvo mala suerte. Primero, no pudo conservar el liderato cuando salió de boxes ante unos Raikkonen y Kubica cuyos equipos lo hicieron bastante mejor y tampoco recibió la ayuda de su equipo para advertirle de la situación del semáforo.

Este episodio prueba una vez más que la "nueva" regla de boxes cerrados mientras esté fuera el safety car no tiene razón de ser. La FIA creyó en su momento que sería lo mejor para intentar evitar exactamente lo que a la postre terminó ocurriendo: que cuando sucediera algo, no se precipitaran todos a los boxes. Lo hicieron para calmar los ánimos de todos los pilotos hasta abrir el pitlane. Tras lo ocurrido este domingo resulta evidente que a partir del próximo Gran Premio de Francia la FIA tendrá que pensárselo más antes de cerrar los boxes bajo estas condiciones. Además, parece bastante extraño que Charlie Waiting, el director de carrera, decida permitir las entradas pero mantenga la luz roja provocando un amontonamiento ridículo. Pese a todo esto, Hamilton fue el evidente culpable de su abandono y el de Raikkonen.

Montreal vuelve a confirmarse como uno de los grandes premios que peor se le dan a Alonso. Y eso a pesar de que lo hizo casi todo bien, por más que en su salida perdiera la cuarta posición ante Nico Rosberg. Pero su oportunidad llegó después del error de Hamilton. Estaba arriba, entre los mejores, peleando por el podio y los más forofos y, sobre todo, optimistas, empezaban a soñar con un triunfo. Pero quedaba atrás un error de estrategia. Aún podía quedarse en pista y aprovechar seis o siete vueltas más, considerando el ahorro de combustible durante la neutralización. Pero es evidente que aunque a veces el R28 tiene buenas sensaciones (sólo a veces, porque en los entrenamientos todo fue un desastre) la realidad es que aún está lejos de los equipos punteros. Su velocidad punta estaba cerca de las mejores, pero sólo al final de la recta del casino, es decir, justo antes de la chicane de entrada a la recta principal. Al final, el español no aguantó el ritmo del BMW-Sauber de Heidfeld y cometió un error que provocó su abandono.

Hablando del alemán, este segundo puesto le devuelve media vida después de un principio de temporada para olvidar, pese a sus 20 puntos. Si en 2007 sus resultados fueron mejores que los de su compañero Kubica, esta temporada la cosa está siendo bien distinta. Pero, además, con su segundo puesto le da a BMW-Sauber un premio que hace tiempo que merecía. Un doblete increíble y que sólo unos pocos elegidos son capaces de lograr. Y ojo, que Kubica se coloca líder del Mundial. Hay que subrayar también la enorme carrera de Massa, otro de los grandes criticados, no sólo por su remontada desde atrás, sino, sobre todo, por la impresionante pasada doble a Kovalainen y Barrichello en la curva hairspin.

Lo dicho, la Fórmula 1 está para emocionarnos y para regalarnos carreras tan caóticas como la de Mónaco o incluso como la de Canadá. Ahora todo el circo regresa a Europa para empalmar siete carreras que seguramente marcarán quienes son los dos o tres candidatos serios para coronarse campeón. En estas dos semanas, la FIA tendrá además que reconsiderar muchas de las normas que impiden que las estrategias funcionen debidamente. Seguramente lo harán y en Magny-Cours todo regresará, casi, a la normalidad.

Bravo y gracias a Robert Kubica, a Mario Theissen y a Antonio Cuquerella... a todo BMW-Sauber.

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