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Víctor Llano

Milanés: "En libertades vamos hacia atrás"

"No hay maricones en el Partido. Y eso son señales de que todavía están marginados. Que se sepa, entre los dirigentes no hay nadie que haya salido del armario aún".

En la isla de los cien mil presos todos son conscientes de que siempre existió un pacto entre las víctimas y sus verdugos. Acuerdo que se puede resumir así: "tú no me pagas, yo no trabajo". Ahora insisten en que Raúl Castro amenaza con anularlo y con pagar a sus víctimas el salario que él estime que merecen. Un mes después vuelven con el mismo cuento. Presentan como novedad importante lo que con la misma notoriedad ya nos advirtieron cuatro semanas atrás. Es sólo más de lo mismo. Lo que no impide que sean muchos los medios de comunicación españoles que se presten a vender como nuevo lo que les consta que no lo es.

A quien no ha logrado convencer Raúl Castro es a Pablo Milanés. Este domingo el suplemento Crónica del diario El Mundo entrevista al cantautor cubano. Según Milanés, a pesar de las promesas, "todo sigue igual." Por venir de quien viene reseñamos dos de sus respuestas a María Eugenia Yagüe. Como podrán comprobar, la periodista parece mucho más afecta a las trolas que su interlocutor.

P.- Ya se han hecho promesas, parece que sinceras.

 R.- El Gobierno ha dicho hace un año que muchas cosas iban a cambiar, pero seguimos igual y la gente está muy desesperada. Raúl Castro todavía no ha tenido oportunidad de demostrar lo que piensa, porque su hermano Fidel está ahí y todavía emite sus opiniones. Tener un teléfono y permitirte entrar en un hotel no es una reforma. En libertades vamos hacia atrás. Volvemos al pasado.

 P.- Se acaba de celebrar el Día del Orgullo Gay en todo el mundo. ¿En Cuba van las cosas mejor para los homosexuales?

 R.- No sé qué decirte. Tengo muchos amigos homosexuales que todavía se quejan de que están discriminados, de que faltan oportunidades. No hay maricones en el Partido. Y eso son señales de que todavía están marginados. Que se sepa, entre los dirigentes no hay nadie que haya salido del armario aún.

Lástima que María Eugenia Yagüe, al contrario de lo que les ocurrió a cientos de miles de sus paisanos, no se haya visto obligada a disfrutar de los logros que se encierran en una libreta de racionamiento. Lo más probable es que la periodista asturiana esperara otro tipo de respuestas. Pero encontró lo que encontró y le llegó de un tipo que nunca vivió como una víctima del castrismo. Si hasta Pablo Milanés se ha atrevido a declarar lo que le declaró a Yagüe, puede que de muy poco le sirva a la tiranía vendernos como nuevo y trascendente lo que no es más que viejo y mentira.

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