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Carlos Semprún Maura

El congreso se divierte

El PS jamás se ha atrevido a analizar seriamente su derrota en las presidenciales de 2002, porque no fue Le Pen quien ganó, sino Jospin quien perdió. Los franceses estaban hartos de su Gobierno y de su jeta.

Este lunes se reunió el Congreso (diputados y senadores) en el Palacio de Versalles, orgullo de los proletarios franceses, para decidir si aprobaba o rechazaba el proyecto de reforma de las instituciones, y de la Constitución, deseado por el presidente Sarkozy con las sugerencias de la Comisión Balladur. El resultado era incierto, pues se necesita una mayoría de tres quintos, como siempre que se trata de reformar la Constitución. Algo especialmente difícil en este caso, pues al final el cambio constitucional prosperó por dos votos de diferencia.

Aparte de Jack Lang, que formaba parte de la comisión Balladur, y que votó "sí", toda la izquierda y un puñado de parlamentarios de derecha (la media docena de "chiraquianos" que aún quedan) votaron "no". Evidentemente, el que los socialistas exijan desde hace decenios que se tomen ciertas medidas incluidas en el proyecto de reforma no las hace buenas, pero lo que sí está claro es que votando masivamente contra esta reforma, que las incluye, los socialistas votan contra ellos mismos, demuestran su cinismo oportunista y su ausencia absoluta de principios y de ética. Porque, en realidad, todo se resume en que han calculado que, teniendo en cuenta la amplia mayoría necesaria, tenían una posibilidad de "joder la marrana" a Sarkozy. Y es que lo único que dicen les interesa, el "interés nacional" y la "consolidación de la democracia", les importan un bledo.

Hoy por hoy, me limitaré a dos de esas medidas: el referéndum de iniciativa popular, vieja canción de cuna de las izquierdas que apenas comentan, y el reforzamiento del papel del Parlamento, que comentan abundantemente y a gritos con apelativos como "¡Mentira!" y "¡Demagogia!". Dicen que la reforma no refuerza el papel del Parlamento, sino el de la mayoría presidencial de la UMP. Con una mala fe tan absoluta como torpe, fingen ignorar que en todo sistema democrático la mayoría es... mayoritaria, y por lo tanto tiene más peso que la minoría, y esa es la voluntad de los electores. Asimismo se "olvidan", en su frenesí de perros rabiosos, que con Mitterrand y con Jospin, sin ir más lejos, fueron mayoritarios en el Parlamento, y no respetaron las minorías, como intenta hacerlo esta reforma.

Además de su barriobajera "guerra de jefes", su ausencia abismal de ideas, su meditación –o sea "idiotización"–, el PS jamás se ha atrevido a analizar seriamente su derrota en las presidenciales de 2002, porque no fue Le Pen quien ganó, sino Jospin quien perdió. Los franceses estaban hartos de su Gobierno y de su jeta, y eso por muchos motivos, entre los cuales destacaban los problemas no resueltos de la inmigración, de la seguridad, las 35 horas, etc. Y ahora vuelven los dinosaurios con Martine Aubry para afirmar que hay que hacer lo mismo.

Puesto que tanta importancia dan a los sondeos, y aunque sea muy tarde, vale la pena señalar al PS que un sondeo IFOP publicado el domingo daba un 80% de franceses favorables a este proyecto de reforma, contradiciendo rotundamente el "no" socialista. Solo Álvaro Uribe en Colombia obtiene mejores resultados en los sondeos.

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