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Amando de Miguel

El misterioso origen de las palabras

El judaizante se niega a renegar de su fe, compendiada en los trece artículos, dogmas o principios en que, en su Misné Toráh, Maimónides resumía la ley mosaica. Con frialdad asesina, el inquisidor hace constar: "sigue en sus trece".

Pacebes quiere confirmar si ramera viene de la ramita de árbol que se colocaba en el dintel de la puerta de los prostíbulos. Así es. Había otras especificaciones tan curiosas como mantener las ventanas cerradas. Hoy se manejan las luces de neón, más como atractivo que como disuasión.

Pedro Manuel Araúz Cimarra (Manzanares de la Mancha, Ciudad Real) relata el origen del símbolo @ aplicado a la internet. La arroba es una doble medida de peso (11,5 Kg) y de capacidad (16 litros). En la tierra de origen de don Pedro Manuel, Molina de Aragón, la arroba era una unidad muy común, tanto para pesar cerdos o espliego como para medir la cantidad de vino. En esas operaciones se escribía @ para indicar "arroba". Así pues, gracias a ese testimonio de don Pedro Manuel, sabemos el porqué de la denominación "arroba" para el signo internético.

Julián Martínez quiere saber el origen de la palabra póstumo (= lo que sale a la luz después de la muerte del padre o del autor). En latín se decía póstumus para lo mismo. La comprensión del origen se facilita cuando comprobamos que en el Diccionario de Autoridades (1726) figura como pósthumo. Se entiende, post (= después de), humus (= tierra vegetal; alusión a la que sirve para enterrar a un muerto o el territorio en el que uno nace). Alguien que yo me sé seguramente me tachará de ignorante, pero tengo la sospecha de que hay un estrecho parentesco entre humus (= tierra) y homo (= hombre, persona humana). Otra curiosidad es que el nombre de Adán en hebreo se asocia con la "tierra", en el sentido del suelo (la arcilla roja), no del planeta. Otra interpretación es que Adán significa "padre" o "señor"; de ahí que en el Génesis, Dios creara a Adán "a su imagen y semejanza". También dice el Génesis que "Modeló Dios al hombre de la arcilla". Es una estupenda intuición de la teoría de la evolución: la creencia ancestral de que los hombres, al morir, vuelven a la tierra de donde salieron. De ahí que inhumar sea tanto como "enterrar un cadáver", devolviéndolo a la tierra primordial.

Sobre la expresión "mantenerse en sus trece" (= obstinación), Ignacio Frías me proporciona una interpretación estimulante, que no recoge José María Iribarren: "Es bien cierto que son muchos quienes defienden la tesis según la cual la frase hecha «mantenerse en sus trece» tiene origen en la pertinaz obstinación del Papa Luna. Pero hay otra posibilidad muy sugerente y, como mínimo, igual de bien fundada. Interviene la Inquisición. El judaizante se niega a renegar de su fe, compendiada en los trece artículos, dogmas o principios en que, en su Misné Toráh, Maimónides resumía la ley mosaica. Con frialdad asesina, el inquisidor hace constar: «sigue en sus trece». El marrano es declarado contumaz y relapso.

A mi juicio, el odio antisemítico que se apoderó de la sociedad española tras el decreto de expulsión explica también la aparición del dicho «en todas partes cuecen habas». Siendo «cocer» y «habas» sinónimos respectivos de «tostar» y «judías» y estando por entonces a la orden del día la quema —o tueste metafórico— en la hoguera de marranos —judíos conversos que seguían practicando su religión en secreto—, en su origen el dicho no tiene más remedio que hacer referencia a la dificultad de encontrar una familia española integrada sólo por cristianos viejos; esto es, que carezca de ascendencia semítica. En definitiva, que 'todos tenemos algo que ocultar'."

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