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EDITORIAL

Solbes nos meterá la mano en los bolsillos

El Gobierno se está equivocando en el diagnóstico y también en la receta para curar la crisis. Cargar con más impuestos a los ciudadanos no es ninguna solución, sino un nuevo problema con el que deberán enfrentarse los españoles.

Se vislumbran nubes negras en el horizonte para los bolsillos de millones de españoles. Y no precisamente por la grave crisis económica que golpea al país, sino por la irresponsabilidad política de nuestros gobernantes.

Las promesas de aumento de gasto público del Gobierno socialista desembocarán en una inevitable subida de impuestos. En momentos tan difíciles como los actuales, los españoles tendrán encima que sufragar los excesos cometidos por José Luis Rodríguez Zapatero a la hora de anunciar promesas electorales que, a la postre, serán de difícil cumplimiento, y que en nada ayudarán a paliar el deterioro de la actividad económica.

La necesidad del Gobierno socialista de ocultar la grave situación de nuestra economía hasta después de las elecciones llevó al ministro de Economía a elaborar unos Presupuestos Generales del Estado para el presente ejercicio complemente alejados de la realidad. El aumento histórico del desempleo, unido a la recesión que vive ya la industria, la construcción y el sector servicios, están reduciendo de forma alarmante los ingresos tributarios que Solbes había previsto para 2008. El resultado será una abultada factura fiscal.

Pese a ello, el Gobierno se empeña en incrementar el gasto durante los próximos años. Tanto Zapatero como Solbes parecen ignorar que en este tipo de situaciones la Administración Pública también tiene que apretarse el cinturón. Al igual que están haciendo ahora los ciudadanos, tal y como pone de manifiesto la brusca caída del consumo.

El término austeridad no cabe en la mente de este Gobierno. La nueva financiación autonómica y la dura negociación presupuestaria para 2009 anticipan un nuevo incremento de la presión fiscal, con el fin de sortear el creciente déficit público al que se enfrenta España. Por el momento, Zapatero ha comprometido un gasto extra de 10.000 millones de euros para el próximo ejercicio.

Las cuentas no salen. Las únicas vías de ingreso a las que puede acudir el Ejecutivo son los tributos y la deuda pública. Sin embargo, la deuda emitida por el Estado ya no resulta tan atractiva para los inversores extranjeros ante la grave recesión económica que sufrirá España a corto plazo. La única solución que vislumbra el Gobierno recae nuevamente en esquilmar todavía más los ingresos de los ciudadanos.

Y ello, en un momento en el que su capacidad adquisitiva se está viendo reducida gravemente por el alza de los precios. Si hipotecarse en exceso para comprar una vivienda ha terminado por convertirse en una pesada carga para millones de familias, la política orientada hacia el gasto público tan sólo agravará la delicada situación en la que nos encontramos. El Gobierno se está equivocando en el diagnóstico y también en la receta para curar la crisis. Cargar con más impuestos a los ciudadanos no es ninguna solución, sino un nuevo problema con el que deberán enfrentarse los españoles.

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