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Carlos Rodríguez Braun

Los andaluces y la tierra

¿Por qué van a pertenecer las cosas a los trabajadores y no, por ejemplo, a los ahorristas? Y además, si las cosas van a ser expropiadas ¿por qué reducir el planteamiento a la tierra y no a las oficinas?

El parlamentario de Izquierda Unida en Andalucía Sánchez Gordillo y un grupito de agitadores de los subvencionados integrantes del Sindicato de Obreros del Campo ocuparon una finca privada y pidieron a la Junta que la expropiara para ponerla “al servicio de los trabajadores”. Pilar González Modino, secretaria general del Partido Andalucista, confesó su emoción ante la consigna “la tierra para el que la trabaja”.

Dejemos de lado el hecho incontestable de que los regímenes políticos que acaban con la propiedad privada también acaban con la libertad, y muchas veces con la vida de los ciudadanos. Veamos simplemente la lógica de esas dos afirmaciones. No es en absoluto evidente que expropiar la finca equivalga a ponerla al servicio de los trabajadores; más bien cabría concluir que se la pondría al servicio del poder político y sus amiguetes, y que se obligaría a todos los trabajadores a pagar la ineficiencia y corrupción inherentes a los sistemas socialistas. La pregunta que podrían responder los señoritos del SOC es: ¿por qué las cosas no están al servicio de los trabajadores cuando pertenecen a sus legítimos propietarios, y en cambio sí lo están cuando éstos son expropiados?

No hay ficción más antigua que la que vincula el derecho de propiedad sólo con el trabajo. Es tan equívoca la noción que evoca doña Pilar como la consigna demagógica de Sánchez Gordillo y compañía. En efecto ¿por qué van a pertenecer las cosas a los trabajadores y no, por ejemplo, a los ahorristas? Y además, si las cosas van a ser expropiadas ¿por qué reducir el planteamiento a la tierra y no a las oficinas, las viviendas, los aviones, las fábricas y a todo lo que quepa imaginar?

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