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Juan Carlos Girauta

Saque las manos de Cataluña

Más le valdría a Carod pedirle a los integrantes de sus listas electorales que dejaran de pasarse el dedo pulgar por el cuello a modo de amenaza de degüello delante de los representantes del Partido Popular mientras invocan la asistencia de la ETA.

No deja de ser curioso lo de Carod. Le exije que "saque sus manos de Cataluña" a Rajoy, líder de un partido que en los comicios más recientes ha obtenido en Cataluña más del doble de votos que ERC: 610.473 frente a 291.532, es decir, 16,4 % frente a 7,8 %. Si tomamos la provincia de Barcelona, la distancia es sideral: 470.677 votos para el PP frente a 184.558 de ERC, es decir, 16,81 % frente a 6,59 %. ¿Sacar las manos de Cataluña? Que las saque Carod de una vez, que, por carecer, carece hasta del apoyo de los suyos.

Que este personaje sea vicepresidente del Gobierno autonómico (que no vicepresidente de la Generalidad, por mucho que él insista en inflarse el cargo) ya es bastante desgracia para los catalanes. Pero es que a sus disparates conceptuales, a su desestabilizador proyecto de referéndum para el 2014, a su despilfarro en asesores (y en asesores de asesores), a sus ridículas ínfulas, plasmadas en la apertura de pseudo embajadas por el mundo, y a su incorregible nepotismo, el interlocutor de Ternera en Perpiñán suma una chulería antológica.

Puestos a sacar las manos de donde no deberían estar, más le valdría a Carod pedirle a los integrantes de sus listas electorales que dejaran de pasarse el dedo pulgar por el cuello a modo de amenaza de degüello delante de los representantes del Partido Popular mientras invocan la asistencia de la ETA, como hizo un candidato de la Esquerra por Montmeló en la pasada Diada, ante la pasividad de numerosos policías de paisano. Tampoco sería mala idea sacar las manos de la caja cuando se trata de encargar informes ridículos e inútiles que ya nos cuestan cien millones de euros desde el primer tripartito. Y cuando visite lugares sagrados, no olvide Carod que es mejor no sacar las manos de los bolsillos cuando se le ocurra hacer chanza de la Pasión de Cristo poniéndose una corona de espinas para regocijo de su cohorte de necios paniaguados.

Son los Carod de turno los que están haciendo daño a Cataluña de todas las maneras imaginables. A sus bravuconadas debe Cataluña su mala imagen en España, dato que extrañamente se le escapa a Pujol cuando observa y lamenta el fenómeno. Son ellos los que están abortando cualquier posibilidad de negociar una financiación razonable para Cataluña a base de enconar los ánimos de extremeños y andaluces con ofensas gratuitas y a través de la estúpida decisión de restarle al coro catalán la voz del Partido Popular, el único que, gobernando, obtuvo para Cataluña una financiación respetable que triplicó los recursos de la Generalidad. El día que Carod, ese lastre, saque sus manos de la cosa pública, Cataluña empezará a tener alguna esperanza.

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