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EDITORIAL

Un Gobierno singular ante una crisis estructural

Por determinante que sea la influencia del desplome del sector de la construcción, aqui lo único verdaderamente "singular" es un gobierno que se resiste a aceptar la envergadura de la crisis y a emprender las reformas estructurales que requiere su solució

El paro ha aumentado por quinto mes consecutivo, y lo ha hecho en la escalofriante cifra de 103.085 personas, el incremento más acusado desde el inicio de la serie histórica (1996) y el más alto en un mes de agosto desde la crisis del petróleo de 1979. Así las cosas, la cifra total de desempleados ha superado por primera vez en diez años los 2,5 millones de personas, lo que supone un incremento del 25% –medio millón de parados más– en los últimos doce meses.

Todavía más preocupante es que la afiliación media a la Seguridad Social se haya situado en agosto en 19.137.556 ocupados, lo que representa un descenso de 244.666 afiliados respecto al mes de julio. La tasa interanual ha permanecido en negativo por tercer mes consecutivo, con una reducción del 0,77% para el conjunto del sistema y del 1,17% para el Régimen General, que perdió 173.736 afiliados en los últimos doce meses.

Con todo, el "dato" más alarmante que ofrece la crisis económica lo sigue constituyendo la reacción –más bien, falta de reacción– del Gobierno: mientras el vicesecretario general del PSOE ha tenido la desfachatez de afirmar que "España tiene más gente trabajando que en ningún momento de su historia" o que los españoles "viven mejor que nunca, aunque alguno tiene algún problema", el presidente del Gobierno también ha querido quitar hierro al asunto al afirmar que "partimos de una situación mejor que en cualquier otro periodo de la democracia".

Como ven, ya no se trata tanto de recordar la fanfarronada de Zapatero al afirmar que "la peor previsión de paro será siempre mejor que la mejor que tuvo el PP", algo ya refutado en el segundo trimestre del año; se trata de constatar cómo el Gobierno sigue insistiendo a estas alturas en minimizar una crisis, para encubrir, de esta forma, su falta de soluciones. En lugar de asumir la profundidad, complejidad y extensión de la crisis, tal y como la refleja el esplendido Informe Recarte, el Gobierno se empeña en hacernos creer que estamos ante una mera desaceleración sectorial, que tan sólo requiere medidas "singulares", tales como las que ha dicho Zapatero que anunciará el próximo día diez en el Congreso y que tienen de destinatarios a los trabajadores de la construcción que han perdido su puesto de trabajo.

Por determinante que sea la influencia del desplome del sector de la construcción, aquí lo único verdaderamente "singular" es un Gobierno que se resiste a aceptar la envergadura de la crisis y a emprender las reformas estructurales que requiere su solución. Aquí, lo único "singular" es un Gobierno que se permite dar lecciones al PP en materia de creación de empleo, después de haber vivido de la inercia y de la herencia de los gobiernos de Aznar. Eso, por no hablar de lo "singular" de tratar el drama que supone el desempleo para millones de familias afirmando que "los españoles viven mejor que nunca, aunque algunos tengan algún problema". Reconocerán que, como muestra de sensibilidad social, semejante afirmación es ciertamente "singular".

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