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EDITORIAL

Crisis internacional y desconcierto español

Con la necesidad que tienen nuestras entidades crediticias de captar recursos fuera de nuestras fronteras, es puro voluntarismo pensar que un golpe como este no le vaya a afectar a una de las economías relativamente más endeudas del mundo

La quiebra de Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de EEUU, y la compra a precio de ganga de Merrill Lynch por Bank of America han costado caras a las plazas bursátiles europeas, en general, y a las españolas, muy en particular. El Ibex 35 español ha perdido un 4,5%, su cuarta peor jornada del año, cayendo por debajo de los 11.000 puntos, nivel que no transitaba desde hacía dos años.

Mientras tanto, el ministro de Economía, Pedro Solbes, ha dado nuevas muestras del desconcierto que impera en el Gobierno de Zapatero y que explica su parálisis. Así, durante su comparecencia en el Senado, Solbes ha quitado importancia al impacto que este nuevo capítulo de la crisis financiera estadounidense pueda tener en nuestro país, al destacar la "solvencia" del sistema financiero español.

Frente a este optimismo –que, por la cuenta que le trae, también ha secundado la patronal española de la banca–, cabe destacar, en primer lugar, el desplome de la cotización de los dos principales bancos españoles, BBVA y Santander, que han caído un 6,8 por ciento cada uno. Con ser relevante, no es este, sin embargo, el dato más evidente –ni siquiera el más fiable– a la hora de contrariar la confianza en que este nuevo episodio de la crisis subprime estadounidense no vaya afectar a la banca española: por distinto que sea el marco regulador en EE UU y España, y por muy escasa que sea la exposición crediticia directa de los bancos españoles con Lehman, esta quiebra no va a dejar de generar un efecto dominó en pro de una escasez aun mayor de financiación en los mercados internacionales. Así las cosas, y con la necesidad que tienen nuestras entidades crediticias de captar recursos fuera de nuestras fronteras, es puro voluntarismo pensar que un golpe como este no le vaya a afectar a una de las economías relativamente más endeudas del mundo.

Por otra parte, llama la atención que un Gobierno que ha explicado irresponsablemente la "desaceleración" que padecemos exclusivamente por razones internacionales, no quiera ver ahora, de forma igualmente irresponsable, los efectos y las carencias que, más que causar, va a seguir destapando la crisis financiera internacional.

Claro que, puestos a señalar contradicciones, todavía es más evidente la que ha protagonizado, este lunes, Solbes y los portavoces de su propio ministerio: así, ante las recientes declaraciones del vicepresidente español al diario italiano Il Sore 24 Ore, en las que aseguraba que "veremos un PIB negativo en el tercer o cuarto trimestre", un comunicado de su propio ministerio ha asegurado que, cuando el vicepresidente habla de recesión, no estaba haciendo referencia a sus propios cálculos sino a los de la Comisión Europea.

Dado que el textual de la entrevista, según el rotativo italiano, desmiente el comunicado de Economía, no sabemos qué es peor: que el comunicado de Economía mienta ahora respecto a lo realmente manifestado por Solbes, o que el vicepresidente, efectivamente, siga irresponsablemente y a estas alturas "trabajando sin la hipótesis de una recesión", que da por descontada, no ya sólo la Comisión Europea, sino la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's, por no hablar de otros expertos independientes, dentro y fuera de nuestras fronteras.

Por último, no podemos dejarnos en el tintero la no menos clamorosa contradicción que supone que Solbes, también en ese diario italiano, haya basado su confianza en una "rápida recuperación en 2010", "si en este periodo aprovechamos para hacer las reformas estructurales", cuando en la reciente comparecencia de Zapatero no se ha mentado la necesidad de reforma estructural alguna.

En fin, que a la vista está que, para deuda y para crisis, las que supone tener que soportar a este equipo de gobierno.

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