Menú
GEES

La culpa también es de Bush

Los neocons nunca han aprobado el diálogo con los terroristas. Primero porque nos parece una perversión moral que sólo beneficia al terror, que se siente legitimado; en segundo lugar, porque resulta inútil.

No se atrevió a soltarlo en su seria comparecencia pública tras el tercer atentado –esta vez mortal– de ETA en menos de 48 horas, pero seguramente que a José Luis Rodríguez Zapatero le hubiera gustado decirlo: si ETA sigue matando es por culpa de Bush. Su lógica personal es implacable: si no fuera por Bush, los malditos neocons no serían nadie; y si los malditos neocons no fueran nadie, no habrían sembrado su semilla entre los españoles; y si no hubiera habido neocons en España el Partido Popular seguramente habría comprado su negociación personal con los terroristas de ETA; y si hubiera contado con un mayor margen de maniobra y le hubieran dejado a él hacer más concesiones, ETA no habría roto públicamente la tregua. Ergo, la culpa de todo, como casi siempre, no es suya, sino de Bush.

Y hay que reconocer que en algo ZP acierta en su recorrido mental. Los neocons nunca hemos aprobado el diálogo con los terroristas. Primero porque nos parece una perversión moral que sólo beneficia al terror, que se siente legitimado y aupado al grado de interlocución política que siempre ha deseado; en segundo lugar, porque resulta inútil. El terror sólo abandona sus armas cuando sabe que no puede ganar, que ha sido derrotado, cuando ya no tiene esperanza alguna. Y dialogar de tú a tu con los terroristas (máxime cuando son ellos, como en el caso de Zapatero, los que dictan los términos y el calendario) no les hace pensar que están perdiendo, sino que su victoria sobre el Estado de Derecho está próxima. Los hechos lo han vuelto a corroborar.

Lo que ha conseguido el Gobierno socialista en estos años de larga y callada negociación con la banda terrorista ha sido debilitar al Estado y permitir que ETA se refuerce. Hay que decirlo claro y alto: hoy ETA cuenta con mayores capacidades para matar que hace cuatro años. Al introducir durante la negociación filtros políticos en la acción policial, se perdió Inteligencia y la banda pudo reorganizarse a sus anchas. Ahora será Pérez Rubalcaba el que tenga que corregir los errores de su presidente y volcar a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado a hacer lo que nunca debieron de dejar de hacer por obedecer instrucciones políticas mal fundadas.

Es más, ETA es hoy más fuerte porque sabe que ha tenido a sus pies al Gobierno español y porque sabe que ZP no puede soportar muchas muertes, creyendo como cree en la perpetua negociación. Matando hoy, ETA quiere colocarse en una situación de dominio de la agenda política con el objetivo de forzar al Gobierno a abrir nuevas negociaciones.

No sabemos lo que dirá el PP más allá de condenar este terrible acto de violencia ciega. Pero nosotros, los neocons a los que tanto odia y culpa Rodríguez Zapatero no podemos ni queremos estar detrás o solidarizarnos con una política del Gobierno que nos ha llevado a donde nos ha llevado. A saber, a una ETA más viva, ambiciosa y fuerte que hace unos pocos años. El Gobierno no necesita solidaridad alguna. Al Gobierno hay que exigirle que actúe, que pierda toda esperanza de sentarse con ETA y que luche con todas las de la ley. El momento de la palabrería y la seriedad institucional ha pasado hace ya mucho tiempo.

En España

    0
    comentarios