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Amando de Miguel

La lengua jocunda y jacarandosa

En la prensa de Galicia se ha publicado la noticia de una conocida empresaria que fue detenida por aceptar en su restaurante vieiras contaminadas. La empresaria se vio con el juez "ante el que estuvo deponiendo durante dos horas". Bonita escena

Eduardo Fungairiño aporta un ejemplo real del humor a través del doble sentido. Resulta que en la prensa de Galicia se ha publicado la noticia de una conocida empresaria que fue detenida por aceptar en su restaurante vieiras contaminadas. La empresaria se vio con el juez "ante el que estuvo deponiendo durante dos horas". Bonita escena, añadirá el lector, suponiendo que la empresaria exoneró el vientre, no testificó. También es curioso que sea un juez quien haya caído en el doble sentido de esa acción.

Ignacio Despujol (Valdemoro, Madrid) comenta el insulto de PIGS (= cerdos), el acrónimo para Portugal, Italia, Grecia y España con los nombres en inglés. Se le ocurre que podríamos construir otro acrónimo FUCKED (= jodido): Francia. Reino Unido (más la <c>), Irlanda y Alemania con los nombre en original. Si es como broma, puede pasar, aunque sea un poco forzada. Por otra parte, en el inglés coloquial pig significa otras muchas cosas además de "cerdo". Por ejemplo, policía, chivato, persona gorda o sucia, cartera de cuero, locomotora, glotón, una persona de raza blanca (vista por un negro).

Agustín Fuentes me envía una colección de chistes en los que se ejemplifica muy bien la tesis de que el humor se asienta en el doble sentido de las palabras o las expresiones. Selecciono unas muestras:

Le pregunta Rufino a Venancio:
– ¿Qué hora tienes?
Contesta Venancio después de mirar el reloj:
– Las diez menos diez
Apostilla Rufino:
– ¡Pués entonces no tiés ninguna!

Rufino a Venancio:
– ¿Me acompañas al médico?
Venancio a Rufino:
– ¡Sí hombre!
Rufino a Venancio:
– Pues te traes al Manolo, al Eligio, al Pedro, al Ustaquio y al Ugenio
Venancio a Rufino:
– ¿Y pa que quié que vayamos tantos?
Rufino a Venancio:
– Porque ese médico sólo recibe de 5 a 6

El urólogo a Venancio:
– ¿Ha orinado Vd. piedras?
 Venancio al urólogo:
– ¡Piedras, árboles, parachoques, neumáticos y lo que fué menester ande me hició falta de meá!

Venancio a Rufino:
– ¡He armao un puzzle en tiempo record, 250 piezas y once meses!
Rufino a Venancio:
– ¡Pocas piezas pa tanto tiempo parece!
Venancio a Rufino:
– ¡Cómo, si en la caja ponía de 1 a 3 años!

A Rufino le caga una paloma encima de la cabeza y le pregunta a Venancio:
– ¿Qué tengo en la cabeza?
Contesta Venancio:
– Mierda
Dice Rufino:
– ¡No, hombre!, digo por fuera.

Los chistes políticos suelen florecer en épocas autoritarias. Quizá reciba ahora algunas muestras de humor político. Por ejemplo, este es el chiste que nos envía Miguel Á. Taboada:

Un hombre camina por la calle de un pequeño pueblo, cuando de pronto se da cuenta que encima de él hay un globo aerostático flotando. De ese globo cuelga una canasta, y en esa canasta hay un señor, que le hace señas desesperado. Con curiosidad, se aproxima lo más que puede y escucha con atención.

Por fin, el piloto del globo logra que el aparato descienda un poco y le grita:

– Disculpe ¿podría ayudarme? Prometí a un amigo que me encontraría con él a las dos de la tarde, pero ya son las dos y media y no sé donde estoy.

El transeúnte, con mucha cortesía le respondió:

– ¡Claro que puedo ayudarle! Usted se encuentra en un globo de aire caliente, flotando a unos veinte metros encima de esta calle. Está a cuarenta grados de Latitud Norte y a cincuenta y ocho grados de Longitud Oeste.

El aeronauta escucha con atención y le pregunta con una sonrisa:

– Amigo. ¿Es usted del PP?
– Sí señor, para servirle, pero ¿cómo lo supo?
– Porque todo lo que usted me ha dicho es técnicamente correcto, pero esa información no me sirve de nada y sigo tan perdido como antes.

El hombre del PP se queda callado a su vez, y al final le pregunta al del globo:

– ¿Usted, no será por casualidad del PSOE?
– Sí, soy socialista. ¿Cómo lo ha averiguado?
– ¡Ah! Muy fácil: mire, usted no sabe ni donde está, ni para donde va. Hizo una promesa que no tiene ni idea de cómo cumplir, y espera que otro le resuelva el problema. Está exactamente tan perdido como antes de preguntarme. Pero ahora, por algún extraño motivo, resulta que la culpa es mía.

Está también la réplica que envía Agustín Fuentes:

Sitúese Vd. en uno de esos aviones en los ponemos –a efectos de estos chistes– a un conjunto de notables del mundo: varios presidentes entre los que están Bush y Sarkozy, la Merkel y el Papa. En el grupo, además, hay un chaval joven, la tripulación y Zapo, al que llamaré (en esta ocasión) por su completo de Zapatero. También hay que aclarar que se trata de un avión con disponibilidad de paracaídas, aunque no para todo el pasaje ya que no estaba previsto que Zapatero viajara en él.

A estas el avión se avería y empieza a caer. Cada dirigente se abalanza sobre un paracaídas aduciendo las importantes responsabilidades que le obligan a salvar su vida en beneficio de aquellos a los que gobiernan. Entre ellos, Zapatero es el primero que corre –por más que sus razones fueran ininteligibles– y se lanza al vacío. Al final quedan el Papa, el chaval y un paracaídas. El Papa, sin dudarlo, le ofrece se lo ofrece al joven por considerar que cualquier vida ajena es más importante que la suya y que Él no tiene miedo a morir. El joven rechaza con tranquilidad el paracaídas ofrecido y le dice al Papa: "No se preocupe Su Santidad, hay otro más; este Zapatero salió con tanta prisa que lo que cogió fue mi mochila."

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