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Carlos Semprún Maura

Resaca

El Corán prohíbe la usura y lo que según los expertos ha ocurrido es exactamente lo contrario: se prestaba dinero "a lo loco" y se concedían créditos sin la menor garantía de recuperarlos. Podría calificarse de despilfarro, pero no de usura.

"Son ellos", me murmura tía Mercedes, por teléfono. "No te entiendo". "Son ellos los culpables". "Seguro. Pero ¿quiénes son ellos?". "Los príncipes". "¿Los príncipes de Asturias?", pregunto. "¡No! ¡Zopenco! Los príncipes saudíes, los emires del Golfo, los sultanes de Qatar, todos esos petroleros multimillonarios! ¿Te das cuenta de que cuando el barril estaba a 50 dólares, ya ganaban fortunas colosales? ¡Imagínate lo que se han forrado cuando se puso a 150 dólares el barril!". "Ya me imagino, pero el precio del petróleo disminuye tan vertiginosamente, como había subido". "Precisamente. Se vengan". "Mercedes, ya sabes que yo no tengo ninguna simpatía por esa gentuza, pero de qué les acusas exactamente?". "No soy yo ¡pobre de mí! Yo no sé nada, pero me han dicho... no quiero dar nombre por teléfono, pero me han dicho que son ellos, con sus miles y miles de millones de petrodólares, quienes han provocado la crisis financiera, quienes han logrado enloquecer a las Bolsas. Son ellos los principales culpables, quieren humillar y destruir Occidente".

Mientras no vaya a Alicante, para que tía Mercedes me dé los nombres de las "personas importantes" que le han dicho que los petrodólares árabes han especulado para derrumbar a las bolsas y agravado la crisis, yo pienso que es posible, y que de todas formas existe mucha especulación no explicada, o silenciada, que ha desempeñado un papel en esta crisis. También pienso que el Corán prohíbe la usura y lo que según los expertos ha ocurrido es exactamente lo contrario: se prestaba dinero "a lo loco" y se concedían créditos sin la menor garantía de recuperarlos. Podría calificarse de despilfarro, pero no de usura. Por lo tanto, los elogios actuales al "capitalismo islámico", que denuncia Yvan Rioufol, en su columna de Le Figaro, no vienen a cuento, son pura propaganda islamista. Constato de nuevo que este columnista es prácticamente el único, en Francia, que sigue defendiendo el capitalismo liberal, contra viento y marea.

Esta mañana del lunes 13, las Bolsas europeas se han recuperado otra vez debido a toda la serie de reuniones en Washington y París, de los jefes de Estado y Gobierno, quienes han decidido inyectar fondos en los bancos con dificultades, coordinar sus esfuerzos para garantizar el valor de los ahorros de los ciudadanos y ayudar a las empresas. Es divertido (bueno relativamente divertido) para quien tiene algo de memoria histórica, porque antaño eran los Reyes quienes pedían dinero a los usureros (o los Gobiernos a los bancos, más recientemente). Asistimos a un mundo al revés. Los pesimistas dicen que esos fondos que los Estados prestan a los bancos van a arruinar aún más a dichos Estados. Los optimistas opinan que todo esto es bueno porque refuerza el papel del Estado todopoderoso y permite el regreso de la prepotencia de la socialburocracia. Y tía Mercedes me dice: "¿Por qué hablas de esas cosas, si no entiendes nada? Déjalas para Alberto Recarte". Puede que tenga razón.

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