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Amando de Miguel

Frases hechas y por hacer

Es curioso que en España, lo referido a la res pública (= la cosa de todos) tenga tan mala prensa. Recuérdese el dicho: "lo que es del común, no es de ningún". Todavía una acepción de "república", en el DRAE actual, es "lugar donde reina el desorden".

Paco Rodríguez (Houston, Texas, USA) recoge algunas frases hechas en las que aparecen estereotipos nacionales o raciales:

-         Hacerse el sueco (= indiferente)
-         Trabajo de chinos o trabajar como un negro (= trabajar duro)
-         Ser un gitano (= pícaro)
-         Ser muy moro (= celoso)
-         Hacer el indio (= ridículo)

Hay muchas más. Todas ellas se basan en la noción de que los forasteros o marginados presentan algún rasgo rechazable. En mi opinión no hay que tomarlas literalmente y menos con una intención xenófoba. Es claro que un marinero sueco se hacía el indiferente en la España tradicional, pues no entendía nada de lo que le hablaban los españoles. Como don Paco seguramente sabe, en inglés hay todavía más estereotipos de ese cariz. Así:

-Dutch treat (= pagar cada uno lo suyo; se supone que los holandeses o los alemanes son agarrados).
- French leave (= escaparse, despedirse a la francesa decimos también nosotros).
- To work like a Turk (= trabajar duramente, como un turco o un irlandés).
- Mexican breakfast (= desayuno ligerísimo: un cigarrillo y un vaso de agua).
- To walk Spanish (= echarle a uno con cajas destempladas).

El estereotipo más odioso es calificar de "mongólicos" (y encima despectivamente) a niños retrasados.

Don Paco me recuerda que en Texas hay muchos hispanohablantes que no proceden de México. En efecto, suelen ser descendientes de los antiguos españoles que se establecieron en Texas antes de la independencia de México. Alguno ha sido embajador de los Estados Unidos en España.

Hace algunos días recogí la duda de cómo se podría concluir la frase hecha "a verlas venir, dejarlas pasar…". Son muchos los libertarios que han dado con el quid. Casi todos acuerdan en que la terminación, con ligeras variantes, es "…y si te mean encima, decir que está lloviendo". Recuerdo vagamente un dicho gallego de Castelao referido a los políticos: "nos mean encima y luego nos dicen que llueve". Luis Brau Cebrián da otras versiones para terminar la frase: "…y que Dios ayude", "…y esperar lo mejor", "…para que no jodan". Luis Miguel Casimiro proporciona esta otra versión "…y saber trigonometría". Félix Benedicto tiene también su versión particular: "Gramática parda es verlas venir, dejarlas pasar y hacer tu voluntad".

Rafael Jiménez Buendía recuerda otra frase que repetía su padre con el mismo sentido de gramática parda: "Hijo, en la vida paso de elefante, diente de lobo y hacerse el bobo".

Francisco García-Olmedo Domínguez (Granada) explica que el comienzo de la frase dicha, "a verlas venir", procede de los juegos de naipes. Es la aceptación resignada de las cartas que a uno le toca en el reparto. Don Francisco asegura que en Granada se dice "a ese le gusta mucho verlas venir" para tachar a alguien de jugador empedernido. Acompaña don Francisco un chiste muy ingenioso. Es el que se va a confesar:

-         Padre, me acuso de que pierdo mucho tiempo jugando al póquer.
-         Y yo, hijo. ¡Es que no se tendría que barajar!

Ignacio Frías sostiene que la frase "verlas venir, dejarlas pasar y, si nos mean, decir que llueve" es de ascendencia gallega. "¿Alguien podría idear, ni siquiera en sueños, un lema que describiera con mayor precisión la actual actitud del principal partido de la oposición? Imposible".

Pedro Manuel Araúz Cimarra (Manzanares de la Mancha, Ciudad Real) tiene oído de su padre que, en su tierra de origen (Molina de Aragón), "cuando se oía lo de viva la república (la primera), se contestaba muchacha, atranca la puerta, [lo que] demostraba que el espíritu cantonal que imperaba en el pueblo llano no era tan popular". Añado que no deja de ser curioso que, en España, lo referido a la res pública (= la cosa de todos) tenga tan mala prensa. Recuérdese el dicho: "lo que es del común, no es de ningún". Todavía una acepción de "república", en el DRAE actual, es "lugar donde reina el desorden". El exponente más claro de esa acepción despreciativa es lo de "república bananera" (= régimen político corrupto y miserable).

Luis Fernández está leyendo "los trabajos del infatigable Pío Cid", de Ganivet, y se ha encontrado con la expresión "más torpe que un guardián valón". Don Luis me pregunta por el significado de esa frase. No tengo ni idea, pero estoy seguro de que algún libertario ocioso nos echará alguna mano. Solo sé que los valones son los habitantes de lo que hoy es la parte meridional de Bélgica, así llamados un poco despectivamente por los alemanes o los flamencos. La comparación que destaca don Luis en el escrito de Ganivet es un ejemplo de ese género tan andaluz de exagerar lo vituperable. Es posible que, en el pasado, por lo mismo que "flamenco" pasó a ser encomiástico (por los arrogantes soldados que volvían de Flandes), lo de "valón" tuviera algún significado desdeñoso. Hay muchos ejemplos de esos estereotipos nacionales con el mismo carácter. Recuérdese "beber como un cosaco". No sé si la torpeza de los valones tiene algo que ver con la moda de engorrosos gregüescos que en su día impusieron en la España imperial los valonotes procedentes del ducado de Borgoña. Quiero decir que estoy un poco perdido (una vez más) en las anfractuosidades de la lengua. Pero "sólo el que se pierde, se salvará" que decía (aproximadamente) San Pablo.

Sobre las expresiones asociadas a la lluvia, Francisco García-Olmedo Domínguez me cuenta que una hija suya, de cuatro o cinco años, al ver cómo caía un aguacero sobre el coche, exclamó: "llueve a calamares". Es claro que había fundido dos términos: el verbo "calar" y la locución "llover a mares". Fue un acierto, desde entonces la familia García-Olmedo emplea lo de "llover a calamares" con toda justicia.

Manuel Gago García apunta que, además de las expresiones relacionadas con la lluvia, en inglés se dice tambiénto pour, que equivale a llover con intensidad. Es lógico que los ingleses tengan muchas palabras para la lluvia. Por lo mismo, en la España norteña necesitan el concepto de "sirimiri" o de "orbayo" para describir con propiedad la llovizna. En el Perú es "garúa".

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