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Juan Carlos Girauta

¿Transparencia en qué?

Desde que el izquierdismo del siglo XXI consiste en salvar a los bancos y cajas de sus irregularidades o de sus arriesgadas prácticas y socializar sus pérdidas, a lo mejor ser de derechas exigirá la defensa de la nacionalización de la banca.

Resulta bastante extraño que el principal partido de la oposición se limite a exigir transparencia al Gobierno a la hora de discutir el desarrollo de unos planes que, de momento, se limitan a sacar las castañas del fuego a los bancos y cajas españoles. Claro que exigir alguna cosa más significaría hacer propuestas concretas y, lo que es peor, pronunciarse. Pronunciarse necesariamente sobre la manera en que se va a relacionar a partir de ahora el Gobierno con el sistema financiero "más sólido del mundo". Y eso nunca. Que se pronuncie otro. En este delicado capítulo, como en el del tratamiento que debe darse al nacionalismo, lo mejor es callar, no moverse, no pestañear.

La transparencia es muy recomendable, nadie lo niega. Pero no hace falta mucha reflexión para postularla. Además, no parece que el formidable pelotazo que se avecina, y que va a dejar en chiste, en anécdota, en nada la cleptocracia felipista, vaya a ser ilegal. La gracia del cambalache de la compra de activos y de la fiesta de los avales es que se van a perpetrar dentro de la norma, en comandita con los gobiernos occidentales y en medio del aplauso del respetable. Al zapaterismo le conocíamos la dimensión progre, la irritante obsesión con el lenguaje inane, la cursilería, el manejo de las masas, el dominio de la mentira, la manipulación de la historia y el comercio político con las cosas de nacer y de morir. Estamos a punto de descubrirle otra cara más práctica. La verdadera cara del poder. Después de tanta chirigota, a Bambi, a Mr. Bean, a Zelig, a Mr. Chance, al Adolescente, a Rodríguez le van a deber todo en unos meses un puñado de magnates. Le van a deber no ser absorbidos o no incurrir en quiebra. Le van a deber hasta el cargo.

Desde que el izquierdismo del siglo XXI consiste en salvar a los bancos y cajas de sus irregularidades o de sus arriesgadas prácticas y socializar sus pérdidas, a lo mejor ser de derechas exigirá la defensa de la nacionalización de la banca. En cuanto a ser de centro... quién sabe. Habrá que preguntarle a Gallardón. Sospecho que, como siempre, pasará por no mojarse. En lo político, llevarse bien con el nacionalismo. En lo económico, solicitar transparencia, una petición muy razonable y que nunca desentona. Tampoco compromete a nada, pero de eso se trata.

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